21 d¨ªas de suciedad

LOS BUENOS oficios del delegado del Gobierno no han bastado para poner fin a la huelga de limpieza de edificios p¨²blicos que desde hace 21 d¨ªas ensucia gravemente Madrid. Si antes de las dos jornadas de negociaciones maratonianas dedicadas infructuosamente a este empe?o el conflicto parec¨ªa m¨¢s propio de una sociedad preindustrial que de una desarrollada, ahora lo parece a¨²n m¨¢s.Alguien tendr¨¢ que explicar por ejemplo, c¨®mo es posible que contin¨²e una huelga en la que la diferencia econ¨®mica que separa a empresarios y trabajadores se ha reducido a poco m¨¢s de 1.000 pesetas mensuales. Es l¨®gico que una situaci¨®n as¨ª, verdaderamente kafkiana, preocupe a los poderes p¨²blicos y a todos aquellos sectores sociales y econ¨®micos que pugnan por desterrar de nuestro pa¨ªs cualquier atisbo de relaciones industriales que no est¨¦n a la altura de los objetivos de convergencia europea. De entrada, es dif¨ªcilmente comprensible el mantenimiento de un conflicto en el que las cifras absolutas en litigio oscilan entre las 7.000 y 8.000 pesetas mensuales en relaci¨®n con salarios que apenas superan el mill¨®n de pesetas brutas anuales.

Es adem¨¢s absolutamente intolerable que la patronal del sector, que agrupa a 150 de las 1.500 empresas que lo integran en la Comunidad de Madrid, se resista a dar la cara en la mesa de negociaciones y lo haga por abogados interpuestos sin margen de maniobra para negociar. Esta incomparecencia ha constituido una dificultad a?adida en la soluci¨®n de un conflicto que est¨¢ creando graves riesgos higi¨¦nicos sanitarios a la poblaci¨®n.

La Administraci¨®n est¨¢ doblemente interesada en una pronta salida al conflicto de la limpieza: de un lado, es concesionaria de las contratas oficiales que constituyen la principal actividad del sector; de otro, tiene una responsabilidad ineludible en evitar que la situaci¨®n afecte gravemente a la salud p¨²blica. De ah¨ª que deba asegurarse bien de a qui¨¦n adjudica tales contratas y no quedarse con los brazos cruzados, despu¨¦s, ante una actividad empresarial que se desarrolla en r¨¦gimen de concesi¨®n administrativa. En todo caso, un futuro menos conflictivo del sector pasa por un cambio en las actitudes de sus protagonistas. Como constat¨® el mediador en la huelga de hace dos a?os, el inspector de Trabajo Marcos Pe?a, Ios limpiadores tienen funcionalmente una enorme utilidad social, pero no se les reconoce. Es un problema de mentalidades". El que se consiga esta adecuaci¨®n, como elemento de pacificaci¨®n, depende en gran parte de quienes tienen en sus manos la concesi¨®n de las contratas: las administraciones p¨²blicas.