Salen a la luz las atrocidades con prisioneros en los campos japoneses
La cadena p¨²blica japonesa NHK acaba de revelar por primera vez los experimentos que realizaban con prisioneros de guerra destacamentos especiales del Ej¨¦rcito Imperial durante la ocupaci¨®n de Asia, entre mediados de los a?os treinta y 1945. Tambi¨¦n inform¨® que los verdugos escaparon de la justicia con la complicidad de militares norteamericanos. Los televidentes se enteraron, por ejemplo, que a muchos prisioneros se les inyectaba primero una bacteria, y que despu¨¦s les era practicada una autopsia en vivo para observar el desarrollo de la enfermedad y los ¨®rganos afectados.Los descubrimientos divulgados esta semana en una serie de reportajes sobre el tema han conmocionado nuevamente a la sociedad japonesa de posguerra, que nunca conoci¨® en los libros escolares las principales barbaridades perpetradas por el militarismo nip¨®n en China y gran parte de los pa¨ªses del sureste asi¨¢tico. Seg¨²n los historiadores, la Unidad 731 compiti¨® en salvajismo con los nazis en sus quir¨®fanos de Manchuria o de la Universidad Imperial Kyushu de Jap¨®n, y acab¨® con la vida de m¨¢s de 3.000 rusos, chinos y coreanos en experimentos que recuerdan a los registrados en los campos de concentraci¨®n levantados por Hitler en la II Guerra Mundial.
La poderosa estaci¨®n japonesa, que consigui¨® la informaci¨®n de los archivos estadounidenses y rusos, explic¨® en sus emisiones c¨®mo los principales responsables. de estos campos negociaron con responsables militares estadounidenses su exclusi¨®n de la relaci¨®n de criminales de guerra procesados entre 1946 y 1948 en un tribunal establecido en Tokio. A cambio, entregaron los resultados de las intervenciones quir¨²rgicas, brutales operaciones y envenenamientos qu¨ªmicos practicados a los prisioneros.
Testimonios de sobrevivientes
NKH difundi¨® testimonios de sobrevivientes, fotograf¨ªas en color y secuencias de unos 400 experimentos. Los especialistas de este destacamento se dedicaron a la deliberada infecci¨®n de los prisioneros con la enfermedad del ¨¢ntrax. Los enfermos desarrollaban tumores o un fur¨²nculo muy grande, doloroso y de car¨¢cter grave, que generalmente hay que operar.
En una de las filmaciones obtenidas por la cadena de televisi¨®n nipona se observa el momento en que se inyecta a uno de los prisioneros una dosis de bacillus antracis, que provoca el carbunco entre los animales, y c¨®mo el equipo m¨¦dico rastrea en el cuerpo de la v¨ªctima el recorrido de la bacteria.
NKH emiti¨® tambi¨¦n algunas de las conclusiones y testimonios de un tribunal sovi¨¦tico en Siberia, en el a?o 1949, para juzgar a 12 oficiales de la Unidad 731 .Uno de los acusados mezcl¨®, durante un tiempo, la comida de un prisionero ruso con hero¨ªna y toxinas para estudiar sus reacciones f¨ªsicas. Despu¨¦s, acab¨® con el organismo destrozado del cautivo con una simple inyecci¨®n de ciaunuro.
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