Por la boca muere el juez
Las 'razones' para absolver al ATS que bes¨® los pechos de una mujer amenazan la carrera del magistrado Gonz¨¢lez Calder¨®n
El juez Miguel Gonz¨¢lez Calder¨®n no tuvo dudas para absolver a Luis Briones, asistente t¨¦cnico sanitario (ATS) acusado por una paciente de 60 a?os, Florentina Vargas, de extralimitarse cuando ella acudi¨® a su cl¨ªnica a ponerse una inyecci¨®n y ¨¦l le bes¨® los pechos. La "impresi¨®n personal" del magistrado -que estim¨® que la paciente "no debe sentirse ofendida". por lo ocurrido, que "m¨¢s bien es timbre de honor y orgullo ( ... ), a sus 60 a?os"- est¨¢ a punto de concluir con su expulsi¨®n de la carrera, para lo que ser¨¢ preciso un debate del pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre la primera sanci¨®n a un juez por algo dicho en una sentencia.
Por el momento, la solicitada suspensi¨®n provisional del juez Gonz¨¢lez Calder¨®n no se ha producido, y el expedientado sigue ejerciendo como juez de lo Penal en Alcal¨¢ de Henares (Madrid). La comisi¨®n disciplinaria del CGPJ desestim¨® el viernes 10 de abril la propuesta de que, mientras que se resuelve el expediente, sea suspendido el juez, realizada por el instructor del expediente disciplinario, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil S¨¢ez, avalada por el fiscal y por la sala de gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.La decisi¨®n de la comisi¨®n disciplinaria, adoptada "por unanimidad, seg¨²n informa su presidente, Jos¨¦ Antonio Zarzalejos, se fundamenta en que "el expediente est¨¢ a punto de concluir, ya que su duraci¨®n m¨¢xima es de seis meses y se inici¨® en noviembre de 1991, por lo que ya no es oportuna esa medida cautelar de suspensi¨®n". Como ponente figura la ¨²nica mujer de entre los cinco vocales que integran la comisi¨®n, Soledad Mestre, que ya encontr¨® inicialmente "indicios de falta muy grave" y que, seg¨²n fuentes del Consejo, propondr¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas la expulsi¨®n del juez de la carrera.
Sanci¨®n pol¨¦mica
Ser¨ªa la primera ocasi¨®n en que un juez fuera sancionado por consideraciones hechas en una sentencia, lo cual resulta pol¨¦mico, sobre todo para los m¨¢s celosos defensores de la independencia judicial. Frente a estas posiciones, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Clemente Auger, ha se?alado que "la pr¨¢ctica efectiva de la independencia judicial no puede permitir al juez su uso para transcribir en sus resoluciones frases y expresiones para su desahogo personal", ya que tal independencia "no puede amparar la impunidad de esta conducta".
Por su parte, Gil S¨¢ez, instructor del expediente, estim¨® que algunas de las expresiones utilizadas en la sentencia " constituyen la emisi¨®n gratuita y sin justificaci¨®n de un juicio de desvalor que ofende al respeto de la dignidad de la persona humana en su proyecci¨®n de mujer" y que "supone una degradaci¨®n de la honorabilidad y dignidad de la mujer, al situarle como mero objeto de los instintos sexuales".
?Qu¨¦ dice el juez Gonz¨¢lez Calder¨®n ante lo que se le viene encima? Lo de menos es que su sentencia haya sido revocada por la Audiencia Provincial de Madrid, que ha condenado al ATS "como autor responsable criminalmente de una falta de vejaci¨®n injusta". Lo que le indigna es que se considere que algunos pasajes de su resoluci¨®n constituyen falta muy grave por Ios da?os y perjuicios" causados "en el ejercicio de sus funciones de juez" a Florentina Vargas. Por lo pronto, Gonz¨¢lez Calder¨®n se ha querellado contra Auger y Gil S¨¢ez y los vocales de la comisi¨®n disciplinaria Zarzalejos, Mestre y Javier G¨®mez de Lia?o.
Gonz¨¢lez Calder¨®n reconoce que si en una sentencia "el juez llama a la persona 'puta' o 'cabr¨®n' (seg¨²n sea mujer u hombre)", son sus palabras, "( ... ) o cualquier otra expresi¨®n como 'corrupto' -t¨¦rmino tan en boga hoy-, 'prevaricador', 'tirnador', o dice algo que realmente desmerezca la intimidad ( ... ), puede, en efecto, incurrir en responsabilidad civil". En cambio, niega que sus consideraciones merezcan una sanci¨®n ya que s¨®lo cumplen la ley, que exige que el tribunal, "apreciando, seg¨²n su conciencia dictar¨¢ sentencia".
Llegado a este punto, el juez expedientado razona que, "de los tres reinos de la naturaleza", s¨®lo los humanos son personas y tienen conciencia, y agrega: "?Qu¨¦ es el juez? Pues una persona, con conciencia racional, naturalmente. No es un le¨®n, y ni siquiera un simio. Tampoco es un vegetal. Y la 'apreciaci¨®n en conciencia' ha de ser su apreciaci¨®n personal ( ... ), porque ¨¦l es un tribunal unipersonal".
Deseos libidinosos
El juez Gonz¨¢lez Calder¨®n explica m¨¢s tarde que lo que en la sentencia "se dice a do?a Florentina es que no debe sentirse ofendida porque el juez se vea obligado -a exponer su convicci¨®n a trav¨¦s de las sesiones del juicio, y es la de que a su edad -como a todos- no es f¨¢cil, pero no imposible, que despierte esos deseos libidinosos ( ... ) torticeros". "A esa edad", prosigue, "lo que se despierta es ternura, salvo casos desviados. Y estamos seguros de que do?a Florentina, madre de siete hijos y parece que abuela de un n¨²mero triple de nietos, no desea despertarlos tampoco, pues da la impresi¨®n de ser una persona honesta y recatada, hasta el extremo de que ni 'se pinta ligeramente".
En cuanto a la referencia a que "es timbre de honor y orgullo" para Vargas que se encontrara "prematuramente envejecida por su dedicaci¨®n como mujer honesta y ama de casa cuidados¨ªsima...", el juez Gonz¨¢lez Calder¨®n se explica: "Y... ?qu¨¦ se dice con eso? Pues nada m¨¢s que lo que todos hemos visto en nuestras madres, al pie de nuestras cunas, en vela durante nuestras enfermedades, preocupadas por nuestro porvenir, nuestras andanzas..., es decir, todo aquello que hace envejecer a una madre sin que por ello pida nada a cambio". En sus extensas alegaciones, el juez resalta que Florentina no le denunci¨®.
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