Objeto publicitario
Acabo de leer su dominical del d¨ªa 12 de abril. Veo un anuncio publicitario mostrando la ¨²ltima novela de una editorial de primera l¨ªnea. Recuerdo haber visto esa misma inserci¨®n publicitaria en otra publicaci¨®n esta misma semana. As¨ª es. Hojeo una revista del coraz¨®n y cuando ojeo el susodicho anuncio mi asombro no tiene l¨ªmites: la p¨¢gina publicitaria de la revista mete a mi marido por medio para que controle mis lecturas ("A tu marido no le va a gustar que leas esta novela") mientras que el anuncio que sale en EL PA?S no discrimina en raz¨®n del sexo y se supone que da igual que el libro lo lea un hombre que una mujer: "Esta novela no le va a gustar".Escribo estas l¨ªneas para, desde luego, clamar mi indignaci¨®n. La m¨ªa propia y espero que la de miles de mujeres a las que no nos tienen que dar permiso para leer lo que queramos.
Desde luego, el anuncio en cuesti¨®n es bueno publicitariamente hablando; llama la atenci¨®n en los dos casos, pero en el caso de la revista del coraz¨®n las mujeres seguimos estando mal consideradas. Aunque ahora los productos de limpieza los usen tambi¨¦n los hombres en la televisi¨®n, lo cierto es que si la publicidad se fija en la realidad de la sociedad seguimos estando pero muy mal las mujeres, es decir, supeditadas, sumisas y sin voluntad propia.
La publicidad nos sigue viendo y tratando as¨ª: o como objeto er¨®tico y bello por excelencia, o como eternas madres y amas de casa.-
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