Atocha, para¨ªso de la desorientaci¨®n

Reci¨¦n inaugurada, pero sin terminar todav¨ªa, la nueva estaci¨®n de Atocha, en Madrid, es un para¨ªso para la desorientaci¨®n del viajero. Faltan se?ales que indiquen que el AVE sale de esta estaci¨®n y no de la vecina, donde no hay empleados de Renfe que puedan informar.El paso de la antigua a la nueva se hace entre escombros hasta acceder a una escalera exterior rebosante de basuras y colillas. En el vest¨ªbulo de la nueva estaci¨®n, Renfe ha colocado a dos azafatas ataviadas de rojo que, ¨¦stas s¨ª, encaminan al viajero hacia unas cintas transportadoras mec¨¢nicas que no funcionan. O lo que es peor, unas arrastran al peat¨®n y las siguientes no, lo que hacen perder no s¨®lo tiempo, sino tambi¨¦n equilibrio al usuario. Escenas de viajeros atascados con el, carro de equipajes en estas cintas mueven a la compasi¨®n.

Quien vaya contrarreloj confiando que el tren de alta velocidad es f¨¢cil de localizar se, equivoca. En las proximidades del AVE funciona a medio gas una nueva cafeter¨ªa donde se venden gigantescas tartas de cumplea?os del ferrocarril con el nombre del veloz tren impreso en merengue y chocolate. Pero se forma cola porque cualquier consumici¨®n pasa previamente por el lent¨ªsimo cambio de aguja de una sola cajera que de tanto sufrir est¨¢ a punto de descarrilar.