Embrollo afgano
SE ACAB? la etapa de la lucha contra el Gobierno comunista de Afganist¨¢n, cuyos residuos son inoperantes en un Kabul cercado. Ahora la pugna se desarrolla entre los diversos partidos y grupos armados de la resistencia. En estos momentos parece existir una especie de pugilato entre las negociaciones para llegar a un acuerdo y las provocaciones de algunos caudillos que, en cualquier momento, pueden pasar de las palabras a las agresiones. En un pa¨ªs en el que hay una sobreabundancia de grupos armados, sin gran disciplina y motivados por ideales religiosos y tribales, una chispa podr¨ªa provocar un imprevisible desastre.El proyecto inicial de la ONU -crear un consejo de personas imparciales para la pretransici¨®n, dando as¨ª tiempo para negociar un Gobierno provisional- est¨¢ ya superado. Ahora se discute directamente la composici¨®n de un Gobierno provisional que pueda asumir el poder en Kabul, cuando pr¨¢cticamente todo el pa¨ªs est¨¢ ya en manos de diversos grupos de muyahidin y lo que queda del viejo r¨¦gimen est¨¢ dispuesto a marcharse en cuanto exista quien le sustituya. Pero la discusi¨®n sobre el Gobierno provisional es muy dif¨ªcil: casi todos los sectores piden tener una representaci¨®n proporcional a su fuerza. El problema es c¨®mo medirla. En Afganist¨¢n, a diferencia de otros procesos, el viejo r¨¦gimen se ha disuelto tan deprisa que ni siquiera puede ayudar a la instalaci¨®n del nuevo. La posibilidad de un cambio en paz depende, por tanto, de que los principales grupos de la resistencia, como los de Mansur, en el Norte, y el de Hektrnatyar, en el Sur, asuman en el ¨®rgano de gobierno una participaci¨®n responsable. En este sentido el acuerdo provisional logrado ayer para la creaci¨®n de un Consejo que engloba a las principales fuerzas de la oposici¨®n y que tiene la misi¨®n esencial de preparar el terreno para, en un par de meses, constituir un Consejo con m¨¢s poderes ejecutivos, parece tendente a conseguir una transici¨®n ordenada.
La situaci¨®n de Kabul es explosiva. Cercado por diversas guerrillas, si una de ellas decidiera ocupar la ciudad es muy probable que provocase el inicio de combates que podr¨ªan extenderse a otras zonas. Por eso era tan urgente el que se llegara, en Pakist¨¢n o donde fuera, a un acuerdo pol¨ªtico entre todos los grupos que inicien una nueva etapa, en la que lo m¨¢s urgente ser¨ªa la creaci¨®n de un ¨®rgano donde los diversos grupos dialoguen entre s¨ª y comiencen un proceso de reconciliaci¨®n y entendimiento. Seg¨²n las ¨²ltimas informaciones es el camino elegido.
El principal peligro radica en la impaciencia propia del fanatismo. Por eso es muy importante, al lado de las gestiones de la ONU, que los Gobiernos que m¨¢s han ayudado al fundamentalista Hektmatyar -al cual fueron a parar las mayores ayudas del exterior- presionen ahora sobre ¨¦l para convencerle de que debe apoyar un Consejo en el que est¨¦n representados todos los grupos de la resistencia. En ese orden, Pakist¨¢n tiene un inter¨¦s primordial en que se llegue a una soluci¨®n pac¨ªfica. No es casual que su jefe de Gobierno est¨¦ trabajando de manera tan activa para propiciarla. Si estallase una guerra civil, las consecuencias ser¨ªan terribles no s¨®lo para todos.
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