La tumba oculta
En el puesto de recuerdos del Valle de los Ca¨ªdos no se venden postales de la tumba de Franco. "Ni siquiera aparece en los libros. Supongo que la Fundaci¨®n Francisco Franco lo ha ordenado as¨ª", explica la dependienta al frustrado comprador.En la gu¨ªa de Everest hay un plano de la bas¨ªlica donde se indica d¨®nde est¨¢ el ascensor, pero no las tumbas. Ni carteles, ni indicaciones. "El 99% sabe d¨®nde est¨¢ enterrado Franco", arguye un gu¨ªa oficial.
La excepci¨®n debi¨® de ser una monja que dio un gritito de sorpresa cuando se encontr¨® el sepulcro. "No ven¨ªa desde que muri¨®", se justifica. "?Si levantara la cabeza!...", le comenta su compa?era. "Ya lo creo", responde.
De pronto, 40 alumnos de la academia militar de Toledo invaden el lugar. Cuatro de ellos adoptan una posici¨®n respetuosa ante la tumba de Franco. Otros rezan en las capillas laterales, donde se encuentran los ca¨ªdos.
Los militares estaban "de excursi¨®n" y emocionados. Un alf¨¦rez lo justifica as¨ª a un extranjero: "Es la tumba del Caudillo. Franco era un dictador, pero para nosotros es algo muy especial, no como pol¨ªtico, sino como militar. Fue un h¨¦roe; el mejor estratega desde Napole¨®n".
Un gu¨ªa ingl¨¦s explica que Franco "muri¨® en una cl¨ªnica, tras regir los destinos del pa¨ªs durante 36 a?os y medio". "Tuvo un entierro sencillo", apostilla. Otro, que acompafiaba a unos jubilados franceses, dijo: "Franco quer¨ªa una tumba muy sencilla en la que s¨®lo estuviera escrito su nombre, sin medallas ni nada".
En la gu¨ªa del Patrimonio Nacional s¨®lo se nombra a Franco una vez, con motivo de su sepulcro. El autor evita mencionarlo en el resto de las p¨¢ginas.
Estas informaciones se han elaborado con la colaboraci¨®n de Fabrice NodeLanglois y Angela Gottsche.
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