Los tres presidentes
TRAS LA jura del ingeniero M¨¢ximo San Rom¨¢n, Per¨² cuenta con dos presidentes, uno de facto, el golpista Alberto Fujimori, y otro de jure, el ingeniero M¨¢ximo San Rom¨¢n. La poderosa fuerza de lo f¨¢ctico -el apoyo masivo de la opini¨®n p¨²blica y de las Fuerzas Armadas- parece base suficiente para consolidar de momento el poder de Fujimori.No obstante, los llamamientos del presidente San Rom¨¢n a los militares para que restablezcan la legalidad democr¨¢tica, el corte de la ayuda internacional y las divergencias dentro del "Gobierno de emergencia y reconstrucci¨®n nacional" han empezado a hacer mella. En las calles de Lima ya se han enfrentado los partidarios del chino Fujimori y del cholo San Rom¨¢n, sin duda una de las piedras m¨¢s molestas en el zapato del primero. El cholo no es un pol¨ªtico tradicional, tiene arraigo popular y procede del mismo movimiento social que obtuvo democr¨¢ticamente la presidencia hace dos a?os.
Alberto Fujimori ha demostrado una extraordinaria capacidad para que nada le afecte y da?e su carisma popular. Fujimori se asemeja a esas sartenes provistas de una capa que admite toda clase de grasa sin que les quede pegada la porquer¨ªa, aunque a partir de ahora lo tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil. Si no quiere perder las ¨²ltimas posibilidades de apoyo y ayuda econ¨®mica internacional, Fujimori est¨¢ condenado a la dictablanda y a moverse en el filo de la navaja: soportar el acoso de San Rom¨¢n y de los parlamentarios depuestos sin recurrir a una represi¨®n descarada. Tendr¨¢ que conceder algo palpable al pueblo y a las Fuerzas Armadas, y aqu¨ª puede desmantelarse su programa de gobierno. Si cae en la tentaci¨®n populista de repartir d¨¢divas para conservar el calor popular, se vendr¨¢ abajo el plan y el esfuerzo de casi dos a?os de ajuste. La otra posibilidad, mantener f¨¦rreamente el programa econ¨®mico de su Gobierno, le puede arrastrar hacia una dictadura fuerte, similar a la que tienta en alguna medida a los militares y a un sector del empresariado: la alternativa chilena de Pinochet.
En todo este panorama de un pa¨ªs con dos presidentes se olvida con frecuencia la existencia de un tercero, Abimael Guzm¨¢n, apoyado por Sendero Luminoso. Con el fujigolpe, Sendero intenta cierta legitimaci¨®n al poner de manifiesto que sus tesis son ciertas cuando aseguran que luchan contra un protervo Estado opresor y tir¨¢nico.
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