?Qu¨¦ convergencia?
?Por qu¨¦ el recorte en la cuant¨ªa y duraci¨®n del desempleo contenido en el decreto-ley del Gobierno? ?Era indispensable?, preguntan los autores. Y, tras calificarlo de injustificado, se?alan la necesidad de reflexionar sobre el modelo de Europa que se busca.
El ingreso de Espa?a en la Europa comunitaria, sin duda uno de los grandes ¨¦xitos del Gobierno socialista, abri¨® para los espa?oles la esperanza y la posibilidad de una mejora sustancial en la calidad de vida y de mayores cotas de bienestar econ¨®mico y social. Pero, adem¨¢s, desde una ¨®ptica de izquierdas, deb¨ªa suponer tambi¨¦n el fortalecimiento de los sindicatos, el incremento del empleo, incluso el pleno empleo, la extensi¨®n del Estado de bienestar y la consolidaci¨®n y ampliaci¨®n de los derechos de los trabajadores y de las capas m¨¢s desprotegidas de la poblaci¨®n. En definitiva, se abr¨ªa un proyecto nacional de convergencia econ¨®mica y social real con Europa, que deber¨ªa y debe ser un proyecto de mayor igualdad, de mayor desarrollo de las libertades y de expansi¨®n de la democracia.El avance hacia la unidad econ¨®mica y monetaria dise?ado recientemente en Maastricht supuso la fijaci¨®n de una serie de objetivos de convergencia macroecon¨®mica o nominal, que implican un cierto ajuste de muchas de las econom¨ªas nacionales, incluida la espa?ola, pero que, en nuestra opini¨®n, no puede contemplarse nunca desde perspectivas diferentes a la de la convergencia real. El predominio actual de la concepci¨®n de la Europa de los mercaderes y del capital frente a la Europa de los ciudadanos y la Europa social no debe, en ning¨²n caso, significar desde la izquierda que un Gobierno socialista pueda eludir estas perspectivas o aprovechar para eliminar o recortar derechos ya consolidados de los trabajadores. El ¨¦nfasis en uno u otro aspecto implica sin duda el modelo de Europa que se persigue, debate ¨¦ste que ya se est¨¢ produciendo en otros pa¨ªses (Italia, B¨¦lgica, Alemania incluso) que no parecen dispuestos a renunciar a conquistas sociales por tener que reducir dr¨¢sticamente el gasto p¨²blico, sobre todo el de protecci¨®n social.
Reflexi¨®n socialista
Es en este marco en el que entendemos debe analizarse el conflicto generado por la propuesta de Plan de Convergencia de la econom¨ªa espa?ola con las europeas formulado por el Gobierno, plan que ha suscitado opiniones de distinto matiz entre las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias y entre los mismos empresarios y que ha levantado en su contra al movimiento sindical, que en nuestra opini¨®n es uno de los pilares b¨¢sicos sobre los que debe basarse todo proceso de avance democr¨¢tico. Por eso, esta nueva confrontaci¨®n debe llevar a los socialistas a una seria reflexi¨®n sobre sus motivos o causas, sobre su significado y consecuencias para el proyecto y la acci¨®n pol¨ªtica del socialismo y tambi¨¦n, l¨®gicamente, sobre su posible superaci¨®n.No parece discutible que la convergencia con Europa nos exige rigor en algunas de las claves macroecon¨®micas: inflaci¨®n, d¨¦ficit, endeudamiento, tipos de inter¨¦s, moderaci¨®n salarial (el propio ministro de Econom¨ªa ha reconocido que los sindicatos no vienen exigiendo aumentos salariales desmesurados). La pregunta, sin embargo, es si la propuesta del Gobierno es la ¨²nica posible o caben otras alternativas, con menos costes sociales y m¨¢s igualitarias y solidarias.
?Qu¨¦ medidas propone el Gobierno? No demasiado concretas, hasta ahora, pero s¨ª lo suficiente para que la reacci¨®n de los sindicatos no se haya hecho esperar: ajuste del gasto de las administraciones p¨²blicas con el fin de reducir el d¨¦ficit p¨²blico al 1 % cuando los acuerdos de Maastricht s¨®lo exigen bajar al 3%; una pol¨ªtica industrial basada en la ausencia de pol¨ªtica industrial (ah¨ª est¨¢ el documento enviado por el presidente del Gobierno a los secretarios generales de UGT y CC OO), acompa?ada de la infravaloraci¨®n y el cuestionamiento del sector p¨²blico empresarial; el recorte en los gastos sociales (salud, empleo...), en los que Espa?a est¨¢ todav¨ªa siete puntos por debajo de la media de la Comunidad Europea y para los que no parece, de momento, que se plantee la convergencia real; el anuncio insistente por el ministro Solchaga de una profunda desregulaci¨®n de las relaciones laborales (eliminaci¨®n de la autorizaci¨®n administrativa para los expedientes de regulaci¨®n de empleo, reducci¨®n de las indemnizaciones por despido, derogaci¨®n de las ordenanzas laborales, pero no por su sustituci¨®n por convenios colectivos generales como plantean los sindicatos); y, como primicia, el recorte generalizado de las prestaciones por desempleo.
?Por qu¨¦ este recorte en la cuant¨ªa y duraci¨®n del desempleo? ?Era indispensable? Creemos sinceramente que no, que es injustificado un recorte de este tipo en los derechos de los trabajadores, que afecta, adem¨¢s, a los m¨¢s d¨¦biles, a los que carecen de empleo. Parece que el mensaje es que la culpa de nuestros problemas con Europa la tienen los parados, lo que es inadmisible. Porque si existe un problema de d¨¦ficit ?ojal¨¢ no hubiera desempleados que tengan que cobrar prestaciones!) ?por qu¨¦ no se aborda de verdad el problema de la precariedad que es el verdadero c¨¢ncer actual del incremento de las prestaciones, por la rotaci¨®n artificial a que se ven sometidos los trabajadores con contrato temporal, ya verdaderamente desregulados? En este tema s¨ª que tenemos que converger con Europa, ya que estamos a una distancia enorme y creciente.
Estamos, pues, ante una propuesta alineada claramente en el modelo liberal-conservador de mercado econ¨®mico y laboral desregulado, con infravaloraci¨®n de lo p¨²blico y de la econom¨ªa mixta en cualquier grado y exhaltaci¨®n de lo privado. Pero, adem¨¢s, no acompa?ada al menos de pol¨ªticas fiscales como instrumentos de una mayor redistribuci¨®n de la renta, no s¨®lo porque el ministro Solchaga anuncia que durante cinco a?os se congelar¨¢n los impuestos, sino porque, como ha criticado la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, la derecha europea est¨¢ dificultando la puesta en marcha de una pol¨ªtica fiscal armonizadora, con lo que la reducci¨®n del d¨¦ficit se va a hacer a costa de la protecci¨®n social.
Pero es, adem¨¢s, una propuesta que tiene el riesgo de afectar al modelo de Estado de bienestar que pretendemos para nuestro pa¨ªs y en cuya construcci¨®n se han dado pasos- significativos en estos a?os de Gobierno socialista (pensiones, educaci¨®n, universalizaci¨®n de la sanidad ...). En un excelente trabajo publicado en 1987 por Virgilio Zapatero, ya ministro del Gobierno, se hac¨ªa una importante distinci¨®n entre el enfoque liberal del Estado de bienestar y el enfoque socialista. El primero se basa en el establecimiento de unos m¨ªnimos de subsistencia que eliminen en lo posible la pobreza (modelo de pol¨ªtica social residual); el segundo, por el contrario, presupone una cultura de servicios colectivos que superen los intereses de cada grupo social, y trata de obtener la igualdad de todos los ciudadanos garantizando un m¨¢ximo de bienestar, universalizando y homogeneizando sus prestaciones (modelo institucional-redistributivo). ?No supone un claro paso de este segundo modelo al primero la sustituci¨®n de las prestaciones de desempleo por subsidios de m¨ªnimos casi de beneficiencia?
Sector fiberal-conservador
Parece que en el interior del Gobierno se ha impuesto el sector m¨¢s liberal-conservador, que viene marcando la iniciativa frente a otros posibles sectores que act¨²an a la defensiva. ?Coinciden estos planteamientos con los de la mayor¨ªa de los socialistas y con los del partido como organizaci¨®n? Creemos que no. Antes de que el Gobierno propusiese el Plan de Convergencia, la Comisi¨®n Ejecutiva se manifest¨® a favor de mantener el objetivo del d¨¦ficit p¨²blico en el 3% y no en el 1%, as¨ª como de no recortar el gasto en protecci¨®n social.
Tras la decisi¨®n de aqu¨¦l, resulta imprescindible un amplio debate entre los socialistas, y espec¨ªficamente en el seno del Comit¨¦ Federal y de la Comisi¨®n Ejecutiva, acerca de los objetivos europeos y de los intereses que en el proceso debemos defender, debate en el que no puede eludirse el problema de las relaciones entre partido y Gobierno y el de qui¨¦n ha de marcar la primac¨ªa estrat¨¦gica y los aliados del proyecto socialista, en este momento inexistentes, salvo que todo vuelva a reducirse a afirmar que el presidente del Gobierno es al mismo tiempo secretario general del partido y que ello es ya suficiente para definir la relaci¨®n entre ambos. Se trata, una vez m¨¢s, del problema del pluralismo y la democracia en el PSOE. Resultar¨ªa sorprendente que algunos de los que han reclamado un partido m¨¢s abierto para poder opinar no tuvieran aqu¨ª nada que decir, y que los que desde un modelo del partido m¨¢s uniforme han criticado el liberalismo de Solchaga vuelvan a ser los adalides del cierre de filas a favor de este plan y contra los sindicatos. En todo caso, vuelve a aparecer necesaria la configuraci¨®n en el seno del PSOE de una amplia ala izquierda, con capacidad de incidencia no s¨®lo para formular perspectivas, sino tambi¨¦n, al menos, para neutralizar decisiones como las que han dado lugar a este conflicto.
Por ello, creemos necesario que se produzca la mediaci¨®n del Partido Socialista entre el Gobierno y los sindicatos y en general las fuerzas sociales interesadas. La falta de voluntad real o, al menos, la incapacidad o dificultad del Gobierno para negociar el Plan de Convergencia con los sindicatos de clase, como se ha hecho, por ejemplo, en Irlanda con un Gobierno conservador, debe suplirse por la acci¨®n mediadora del partido a nivel federal y regional. Para trabajar en este objetivo no deber¨ªa asumirse el decreto ley sobre desempleo como irreversible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- IV Legislatura Espa?a
- Subsidio paro
- MEH
- Opini¨®n
- Comunidad Europea
- Gobierno de Espa?a
- Ampliaciones UE
- Presidencia Gobierno
- Precios
- Convergencia econ¨®mica
- Comisiones Obreras
- UGT
- Sindicatos
- PSOE
- Desempleo
- Portugal
- Ministerios
- Legislaturas pol¨ªticas
- Sindicalismo
- Pol¨ªtica social
- Partidos pol¨ªticos
- Empleo
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Europa occidental
- Relaciones laborales