Modorros y morcillones
Los toros de Los Guateles que se lidiaron ayer en la Maestranza estaban amodorrados y amorcillados. Mucho extra?¨® a cuantos aficionados han visto unas cuantas corridas de esta ganader¨ªa, que no es ni modorra ni morcillona. Los toros de Los Guateles, por el contrario, tienen casta. Pueden salir mansos -eso s¨ª-, reculones, inciertos o broncos, pero nunca modorros y morcillones. Ahora vendr¨¢n los eruditos, que abundan en esta fiesta de nuestros pecados, explicando sus teor¨ªas cient¨ªficas. No hay cosa m¨¢s graciosa que o¨ªr a esos espectadores urbanos que presumen de expertos en castas, bravuras y crianzas de toros bravos. Sobre todo, lo de la crianza, es que lo bordan. Llega uno y te dice: "Sabe usted qu¨¦ les pasa a los toros? Que les dan paja mezclada con soja por la ma?ana y habas por la noche, cuando lo que les deber¨ªan dar por la noche es paja mezclada con soja y, por la ma?ana, habas". Otros se quejan de la estabulaci¨®n: "Es que, ?sabe usted?, los ganaderos meten a los toros en un corral y, claro, en cuanto los animalitos dan dos carreras, se cansan". La quintaesencia de la sabidur¨ªa t¨¢urica, sin embargo, es hablar de la consanguinidad: "Todos hijos del mismo padre y la misma madre, es natural que salgan as¨ª. Imag¨ªnese usted c¨®mo habr¨ªa salido yo de tarado, si mis padres llegan a ser hermanos".
Guateles / Ni?o de la Capea, Litri, Ponce
Toros de Los Guateles (5?, sobrero, en sustituci¨®n de otro devuelto injustificadamente), bien presentados, flojos, adormilados, con un comportamiento propio del ganado de carne, excepto 5?.Ni?o de la Capea: media atravesada muy baja, rueda de peones y tres descabellos (silencio); pinchazo hondo atravesado perdiendo la muleta, rueda de peones y dos descabellos (silencio). Litri: estocada trasera y descabello (aplausos); estocada trasera ca¨ªda y rueda insistente de peones (ovaci¨®n y salida al tercio). Enrique Ponce: estocada corta ladeada trasera (silencio); pinchazo y estocada corta ca¨ªda (silencio). La Condesa de Barcelona presenci¨® la corrida desde el Palco Real. Plaza de la Maestranza, 28 de abril. l0a corrida de feria. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
Hay expertos de estos que parecen hijos de hermanos. No todos: s¨®lo algunos.
Luego, si por una de aquella casualidades dan los toros un juego disparatado, en el sentido de que pegan arreones, saltan al callej¨®n, tiran coces, los mismos expertos se echan las manos a la cabeza y exclaman: "?Los ganaderos no seleccionan, oiga, y cada toro es hijo de su padre y de su madre!". 0 sea, al rev¨¦s.
Teor¨ªas al fin... Pero es el caso que los toros de Los Guateles, tan hermosos de estampa cuanto podr¨ªan demandar los paladares m¨¢s exigentes, estaban amodorrados y amorcillados, todos menos uno. Saltaban a la arena, pegaban una carrerita y ya se quedaban por all¨ª, olisqueando arena y viendo pasar al tren. La tema pretendi¨® torearlos: vano intento. Los toros, en su modorra supina, se amorcillaban, y no hab¨ªa manera de sacarles pases instrumentados a modo y manera.
Esto no quiere decir que alguna vez no embistieran. Ocurri¨® con los toros de Ni?o de la Capea y el primero de Litri, y ambos diestros tampoco supieron darles fiesta. Ni?o de la Capea a uno le ahog¨® la embestida, en el otro se quitaba r¨¢pidamente de en medio, no templ¨® jam¨¢s y sufri¨® sendos desarmes. Litri trapace¨® lo suyo.
El quinto sac¨® nobleza y Litri le hizo una faena largu¨ªsima, mon¨®tona y desastrada, excepto varios muletazos sueltos que sac¨® limpios y se los corearon como si estuviera inventando el toreo. El p¨²blico -es evidente- le esperaba con afecto. Tambi¨¦n esperaba con afecto a Enrique Ponce, que no pudo lucir su arte con aquellos amorcillados modorros. Pero no s¨®lo de afectos vive la fiesta. Y cuando termin¨® la paliza, los modorros y los amorcillados ¨¦ramos los del tendido. Quiere decirse: algunos.
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