El inclasificable

Casi veinte a?os despu¨¦s de la de Picasso, la muerte de Francis Bacon hace doblar las campanas de una familia de pintores en v¨ªa de desaparici¨®n. Estos dinosaurios escapan ( ... ) a toda categor¨ªa. Bacon en particular no se relaciona a priori a ninguna corriente o movimiento catalogado. Escandaloso, autodidacto, es el equivalente y el inverso de Balthus. Los dos ocupan los dos polos antit¨¦ticos de la expresi¨®n personal: el primero, en la postura aristocr¨¢tica del admirador del Renacimiento italiano; el segundo, vapuleando los secretos del alma en los recovecos de la silla. Ya que las reacciones apasionadas, y a menudo pasionales, suscitadas por los retratos torturados que pint¨® el artista brit¨¢nico se explican, al menos en parte, por los interrogantes que plantea sobre el destino del individuo y la manera atormentada de respondera esta pregunta.Esta pintura ilustra, sin concesi¨®n al gusto com¨²n, la est¨¦tica de la angustia existencial tal y como aparece sobre todo en la literatura. ( ...) Su posici¨®n anacr¨®nica parece as¨ª ejemplo de una resistencia de la pintura a los intentos tendentes a reglamentarla. Hay una soberana indiferencia hacia los movimientos de la ¨¦poca, que a¨ªsla y da valor a una obra cuyo objetivo de universalidad no surge m¨¢s que con muchos fragmentos. Los lienzos m¨¢s desesperados siguen siendo los m¨¢s bellos, y con Francis Bacon conocemos algunos que son, como dice Musset, "puros sollozos".

29 de abril