?Que cierren la puerta!
Toril / D¨ªaz, S¨¢nebez, HigaresNovillos de El Toril, (0, sobrero, en sustituci¨®n de otro de la misma divisa devuelto por inv¨¢lido), bien
presentados, c¨®modos de cabeza, excepto 4?; mansurrones y flojos. Joaqu¨ªn
D¨ªaz: bajonazo (silencio); media (silencio). Manolo S¨¢nchez: media tendida baja (algunos pitos); dos pinichazos y se echa el toro (silencio).
?scar Higares: dos estocadas -avisoy descabello (silencio); estocada desprendida -aviso- (ovaci¨®n). Plaza de Las Ventas, 30 de abril. Primera de la feria de la Comunidad. Tres cuartos de entrada.
El fuerte Yentarron serrano, que se convirti¨® en protagonista desagradable del festej¨®, pese a no estar anuncia no -en el programa, llev¨® a levantarse a un castizo y chispero espectador, quien espet¨¦, muy separadito y remarcadito : "?Que- ci-e - rren-la-pu-er-ta". Este aserto provoc¨® la hilaridad en derredor suyo y fue el momento m¨¢s alegre de la agrisada tarde, en su aspecto taurico.Tampoco los mansurrones y geniudos novillotes de El Toril, flojos para m¨¢s inri, y qu e para colmo desarrollaron peligro sordo, contribuyeron a inaugurar con buen pie esta miniferia, que sirve de aperitivo del ciclo isidril y del que tuvo ya el ambiente y casi la asistencia.
Las de los bichos parecieron obligar a uno de los propietario de la divisa, Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Berrocal -muy atento toda la tarde en el callej¨®n y pegando la hebra con los empresarios casi siempre- a desarrollar una amplia colecci¨®n de gestos, muy apreciada y comentada por los espectadores menos aficionados, que en algo ten¨ªan que divertirse El paroxismo lo alcaz¨® el ganadero cuando, en un par de ocasiones, hasta se tap¨® los ojos.
Tal vez sin ese airazo que dejaba a los coletudos a merced de unos enemigos que ya hab¨ªan pregonado sus feas intenciones, aprovech¨¢ndose de las ventajas que les conced¨ªa el viento, la historia hubiese sido otra, para el gesticulante Berrocal y para los diestros, pero eso pertenece al mundo de la elucubraci¨®n.
Entrega y calidad
Dentro de estas escasas posibilidades de lucimiento fue ¨®scar Higares el que se adorn¨® con mayor arrojo, entrega y calidad. Lo primero lo demostr¨® con una plausible rabia novilleril, que le puso de rodillas para dar varias largas cambiadas. Lo segundo, a lancear casi a destajo en diversos quites a lo largo de la tarde, de los cuales el que alumbr¨® al tercero, cerrado con una dibujad¨ªsima rebolera, tuvo lentitud y majestuosidad. La calidad la ore¨®, adem¨¢s, en templad¨ªsimos doblones a sus dos funos y en alg¨²n natural, aunque. otros le salieron tropezados
A Joaqu¨ªn D¨ªaz pareci¨® poderle, sino la jindama, s¨ª el des¨¢nimo ante tanta, complejidad, y ningunne¨® por el ruedo. La actuaci¨®n de Manolo S¨¢nchez con su primero fue una mezcolanza de apuntes sueltos y dudas ante su fort¨ªsimo genio, mientras que el quinto era material imposible por ambos pitones.
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