Traged¨ªa y s¨ªntoma
ADEM?S DE una tragedia humana de colosales proporciones, el reventamiento de un barrio casi entero de la ciudad mexicana de Guadalajara es sintom¨¢tico de c¨®mo pueden resultar da?ados el progreso y la buena imagen de un pa¨ªs por las consecuencias de a?os de desidia y mala administraci¨®n. Tras unos primeros instantes de desolada confusi¨®n, qued¨® claro que las explosiones ocurridas en el alcantarillado de la ciudad se debieron a una fuga incontrolada de gasolina procedente de las vetustas instalaciones de Pemex, el monopolio estatal de petr¨®leos. Nadie se hab¨ªa preocupado de su mantenimiento ni de comprobar la causa de los malos olores procedentes de la fuga. Y las autoridades municipales y los bomberos de Guadalajara hicieron caso omiso de las protestas ciudadanas previas a la explosi¨®n.La tragedia de Guadalajara -un fallo humano doloso y evitable- es as¨ª un exponente m¨¢s del deficiente funcionamiento pol¨ªtico y administrativo que el presidente Salinas intenta corregir. Una situaci¨®n que es fruto de d¨¦cadas de control omn¨ªmodo por una estructura autocr¨¢tica y hoy completamente esclerotizada. El obsoleto sistema de partido cuasi ¨²nico, con su antidemocr¨¢tica secuela de impunidad e ineficacia, pugna por hacer in¨²tiles los intentos de modernizaci¨®n que realiza la nueva generaci¨®n pol¨ªtica encabezada por Salinas. Una cosa s¨ª ha cambiado sustancialmente con la Administraci¨®n de Salinas: los responsables de la tragedia de Guadalajara est¨¢n en la c¨¢rcel. Desde que result¨® elegido, en julio de 1988, Carlos Salinas de Gortari se dedic¨® a transformar en moral la legitimidad formal que le hab¨ªan conferido las urnas (en un sistema electoral que ha elevado el pucherazo al nivel de arte). Su ¨²nico modo de hacerlo era emprendiendo una reforma pol¨ªtica y financiera de fondo; es decir, rompiendo, por un lado, el poder de los caciques del PRI y de los sindicatos y emprendiendo una reforma constitucional, al tiempo que, por otro, recuperaba el pulso econ¨®mico malversado por d¨¦cadas de ineficacia.
Combinando firmeza y habilidad, ha ido jubilando paulatinamente a los viejos barones del PRI, cuando no ha conseguido llevar a la c¨¢rcel a alguno de los l¨ªderes sindicales m¨¢s corrompidos. Nada de ello le ha granjeado la simpat¨ªa de quienes, desde el partido, le llevaron a la presidencia. Hoy le atacan por su lado m¨¢s d¨¦bil: Jos¨¦ C¨®rdoba, su m¨¢s directo colaborador, arquitecto de muchas de sus reformas (nacido en Francia, antiguo hombre de confianza de Jacques Attali, recientemente nacionalizado mexicano), a quien sus detractores en el PRI, tanto a la derecha como a la izquierda, acusan de arribismo pol¨ªtico.
Los esfuerzos del presidente Salinas son lastrados regularmente por los considerables restos de ineficacia y corrupci¨®n que quedan en su Administraci¨®n y por los mal disimulados esfuerzos por pararle los pies que lleva a cabo el sector m¨¢s antirreformista del PRI. No sorprende por ello la irritaci¨®n del presidente frente a la cadena de incompetencia que ha acabado en el desastre de Guadalajara. Devuelve a su pa¨ªs una imagen que empezaba seriamente a no merecer.
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