'Novatadas'
S?LO EUFEM?STICAMENTE puede calificarse de novatada la b¨¢rbara acci¨®n de rociar el cuerpo de un recluta con gasolina, tras haberle atado de pies y manos, y prenderle fuego a continuaci¨®n. Justamente esto es lo que le ocurri¨® en octubre de 1988 al soldado Jos¨¦ Jim¨¦nez, que entonces ten¨ªa 19 a?os, mientras cumpl¨ªa el servicio militar en Valencia. Que no tuvo nada de broma inocente lo demuestran las graves quemaduras de segundo grado que sufri¨® en el 22% de su cuerpo. De ellas responden ahora ante un tribunal militar un cabo y cuatro soldados, acusados de abuso de autoridad y de lesiones.Consideradas hasta hace muy pocos a?os pr¨¢cticas casi connaturales al servicio militar, las novatadas consistentes en el ensa?amiento con el recluta parecen haber encontrado, por fin, una clara actitud de rechazo en la sociedad y en la propia instituci¨®n militar. No es f¨¢cil, sin embargo, acabar con uno de los comportamientos que m¨¢s contribuyen a alimentar la percepci¨®n globalmente negativa que mantienen muchos j¨®venes espa?oles frente a la prestaci¨®n del servicio militar obligatorio. Uno de los acusados de la brom¨¢ que pudo costarle la vida al recluta valenciano ha argumentado en su defensa ante el tribunal que le juzga que "fue una de tantas que son habituales entre j¨®venes que cumplen el servicio militar".
Efectivamente, el que actuaciones en s¨ª mismas peligrosas para la vida y la integridad f¨ªsica de las personas, adem¨¢s de indirectamente causantes de suicidios y de trastornos de personalidad, puedan realizarse sin conciencia de los graves riesgos que implican s¨®lo es explicable si son minimizadas o consentidas por el ambiente existente en el interior de los cuarteles.
La exacerbaci¨®n de los valores esenciales a la milicia -la autoridad, la jerarqu¨ªa o la disciplina- o la persistencia de modelos de conducta basados en un cierto culto a la fuerza -moral y f¨ªsica- pueden ser tambi¨¦n caldo de cultivo apropiado para este tipo de pr¨¢cticas que atentan contra la dignidad de las personas y que suponen una grave desviaci¨®n de los fines del servicio militar.
De ah¨ª que los cambios habidos ¨²ltimamente en el servicio militar -reducci¨®n a nueve meses de la mili obligatoria y una serie de modificaciones destinadas a su racionalizaci¨®n y humanizaci¨®n, as¨ª como el establecimiento del servicio civil sustitutorio- constituyan las medidas m¨¢s efectivas arbitradas hasta ahora para acabar con estos comportamientos. Contribuyen a erradicar o reducir las circunstancias que los favorecen en los reductos militares. Adem¨¢s, la decisi¨®n del Ministerio de Defensa de permitir al Defensor del Pueblo la investigaci¨®n directa de las novatadas denunciadas, con capacidad de interrogar a los presuntos culpables, incluso si son oficiales, abre unas posibilidades de defensa a las potenciales v¨ªctimas que pueden resultar disuasorias.
La violaci¨®n de los derechos de los soldados, uno de cuyos cap¨ªtulos m¨¢s vergonzosos son las vejatorias y degradantes novatadas del recluta, constituye a?o tras a?o una preocupaci¨®n principal de organismos como el Defensor del Pueblo y de entidades privadas dedicadas espec¨ªficamente al asesoramiento de j¨®venes en edad militar, como la Oficina del Defensor del Soldado (ODS). Dichos comportamientos, sin duda cada vez m¨¢s minoritarios, no s¨®lo deben ser perseguidos a posteriori, como lo son ahora en el juicio celebrado en Valencia, sino que no deben encontrar la m¨¢s m¨ªnima tolerancia o comprensi¨®n en el interior de los cuarteles. Tambi¨¦n en este punto lo deseable es que la sensibilidad militar y la de la sociedad civil vayan al un¨ªsono.
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