'Culebr¨®n'
Cada vez que llego a Buenos Aires me pongo contenta por partida doble. Una, porque reencuentro la ciudad y a los amigos. Dos, porque, infaliblemente, el clan Menem, con su jeque por delante, me proporciona tema para una columna.Tengo ante m¨ª su foto m¨¢s reciente, durante su visita a Arabia Saud¨ª. Y no s¨¦ qu¨¦ me fascina m¨¢s. Por una parte, est¨¢ su declaraci¨®n de que el rey Fahd le ha dicho que "el milagro saud¨ª" -supongo que se refiere al petr¨®leo- "no habr¨ªa sido posible sin transformar la mentalidad del pueblo ¨¢rabe".
Pero sigamos con la foto. Ha conseguido parecerse a lo que ser¨¢ Andy Garc¨ªa cuando llegue a venerable sexagenario. Me pregunto c¨®mo lo logr¨®. ?Se intensific¨® el fulgor de su mirada tras el ¨¦xito del pac¨ªfico ajuste econ¨®mico que, por el contrario, tantos quebraderos de cabeza est¨¢ proporcionando a Gonz¨¢lez y a Kohl?
Por cierto. ?He dicho cabeza? El secreto de ese nuevo ardor latibeduino de Carlos Sa¨²l radica en su estructura capilar. Hay novedades. Una capa c¨®ncava -bajo la que se sospecha que oculta algo- e inamovible -ni los vientos patag¨®nicos lograron mecerla- corona actualmente su testa. Investigaciones ejecutadas por los m¨¢s acreditados menem¨®logos locales aseguran que se trata de un trenzado semanal, confeccionado con cepas de su propia cabellera, que han sido fielmente reproducidas en Estados Unidos, o sea, en el primer mundo. No ha podido confirmarse que los pelitos hayan viajado en avi¨®n presidencial o en el bolsillo de un garboso piloto de Aerol¨ªneas, compa?¨ªa adquirida hace un a?o por Iberia.
Cada semana, una estrella de la artesan¨ªa capilar, Estela L¨®ndero -n¨¦e Nicolasa Torres-, le hace el trenzado usando La Gotita, que es el equivalente austral de nuestro incomparable pegamento Imedio.
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