Kaspar Hauser llega a la danza
Evitando todo lugar com¨²n con el filme hom¨®nimo de Werner Herzog, obra maestra de ese cine de ideas ilustradas, la pieza danc¨ªstica de Danat Dansa estrenada el d¨ªa 11 en el Teatro Central de la Expo 92 ahonda en la parte universal de la leyenda de Kaspar Hauser, una apasionante historia llena a¨²n hoy de misterio, dudas y mitoman¨ªa. Kaspar naci¨® a la vida social ya adulto, despu¨¦s de un encierro de casi 20 a?os. Un d¨ªa alguien le mat¨®. ?Hijo de reyes? ?Un paria autista sin m¨¢s? No lo sabremos a pesar de la bibliograf¨ªa de m¨¢s de 2.000 vol¨²menes que ha generado.Hubo algo menos de media entrada dentro del moderno teatro, y un final con calurosos aplausos para Sabine Dalirendorf y Alfonso Ord¨®?ez, que se enfrascan en una creaci¨®n fuerte, intensa en la forma y los contenidos. Los materiales coreogr¨¢ficos est¨¢n muy elaborados en una cuerda propia (casi se puede hablar ya de un estilo Danat), donde el gesto primitivo est¨¢ tratado hacia dentro y en expansi¨®n conc¨¦ntrica, lo que parece a simple vista un contrasentido, pero en danza es parte del efecto de un c¨®digo riguroso. No hay improvisaci¨®n, y el dibujo semeja brotes descontrolados de energ¨ªa.
Arropados por una escenograf¨ªa hermosa y genial, los bailarines son todos Kaspar y hacen que el espectador tambi¨¦n se encuentre preso de esa ola marina desbordada, brutal como la vida, inspirando ternura y hasta compasi¨®n ante cualquier intento de comprender el mundo. Kaspar y sus companeros saltan para asirse al retablo laico de madera, que abre sus hornacinas como s¨ªmbolo del abrazo de un orden, y evitar ser arrastrados por el caos. El suelo circular gira y gira: es el torno del tiempo, devolvi¨¦ndolos cada vez al proscenio. Altar y molino: es la m¨¢quina de la vida y representaci¨®n del universo cercana a El Bosco. De los batientes emerge una mujer enorme, s¨ªmbolo de matrona, virgen de la leche y gu¨ªa umbilical que falta en,la vida de Kaspar. Mientras esa mater amabilis se desplaza lenta y silenciosa, Kaspar descubre y es descubierto por los dem¨¢s. El grupo le asume y ense?a el alfabeto con las palabras agua, pan, muerte. La comunicaci¨®n es s¨®lo parcial por esa aureola de soledad que es un muro invisible compartido por personaje y p¨²blico.
Destaca Sabine con su baile teatral e intenso, convulsa y guiada por una especie de inercia creyente. Este Kaspar es una excelente producci¨®n con una m¨²sica inspirada que transporta al o¨ªdo moderno las polcas eslavas de pueblo, y el vestuario ayuda lo suyo con sensible buen gusto.
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