Una cogida espeluznante
Camacho / Mu?oz, Litri, Jim¨¦nezCinco toros de Mari Carmen Camacho (uno, rechazado en el reconocimiento), desiguales de presencia, muy justos 1?, 2? y 6? flojos, mansos con genio, nobles los dos primeros. 5? de Ortigao Costa, con trapio, manso y flojo.
Emilio Mu?oz: pinchazo bajo y media estocada baja que produce abundande v¨®mito (pitos); cuatro pinchazos bajos y estocada corta baja (silencio); pinchazo y bajonazo descarado (pitos). Litri: dos pinchazos, estocada contraria -aviso con retraso-, descabello y se acuesta el toro (divisi¨®n); tres pinchazos bajos, estocada ca¨ªda, rueda de peones -aviso- y descabello (silencio).
Mariano Jim¨¦nez: pinchazo y estocada (gran ovaci¨®n y salida a los medios); cogido en la faena de muleta, pas¨® a la enfermer¨ªa de donde no volvi¨® a salir.
Enfermer¨ªa: Jim¨¦nez fue atendido de herida de 15 cent¨ªmetros y contusiones m¨²ltiples; pron¨®stico reservado. Plaza de Las Ventas, 12 de mayo. Cuarta corrida de feria. Cerca del lleno.
Hubo una cogida de las que cortan el cuerpo al m¨¢s pintado. La sufri¨® Mariano Jim¨¦nez y la produjo el tercer toro durante la faena de muleta. No ocurri¨® nada grave, afortunadamente, pero eso la mayor¨ªa del p¨²blico no se lo acababa de creer. El p¨²blico estaba convencido de que el toro hab¨ªa descuartizado al torero, y si despu¨¦s del espeluznante percance segu¨ªa all¨ª de pie, pegando derechazos, aquello hab¨ªa de ser una fabulaci¨®n fantasmag¨®rica venida del m¨¢s all¨¢.
Tampoco era muy seguro que viniera del m¨¢s all¨¢, pues ni en el m¨¢s all¨¢ ni en el m¨¢s ac¨¢ puede concebirse que un torero zarandeado por el toro, comeado, pisoteado, recogido del suelo, tirado al aire, vuelto a coger, rebotado de pit¨®n a pit¨®n, campaneado entre las astas, volteado boca abajo, enderezado boca arriba, desprendida la chaquetilla a golpe de asta y el chaleco partido por gala, molido el cuerpo a pezu?azos, ensangrentado no se sab¨ªa si de sangre del toro o del propio manantial de sus venas, perdido el norte y,blanco como la cera, dijese "dejadme solo" y se pusiera a dar derechazos tan tranquilo en el centro del redondel. La pasta de que est¨¢n hechos los toreros en general y Mariano Jim¨¦nez en particular es inconcebible, lo mismo en el m¨¢s all¨¢ que en el m¨¢s ac¨¢.
Le sucede algo semejante a un ciudadano cualquiera, y sale de all¨ª con cama reservada en la UVI para un a?o. Y, sin embargo, Mariano Jim¨¦nez sigui¨® toreando. El toro le tiraba ga?afones y parec¨ªa darle igual. La gente -ya puede imaginarse- estaba en un ?ay!, en un ?huy! y en -Un ?aggg!. Eso, los que no se hab¨ªan desmayado. Porque algunos espectadores se desmayaron y les dec¨ªan a los que les abanicaban con el programa que s¨®lo pod¨ªan reponerse tom¨¢ndose un whisky; mejor dos. Dobles, por favor.
Mariano Jim¨¦nez hab¨ªa recibido al toro bronco con sereno capoteo y nada m¨¢s iniciar la faena de muleta ya se hab¨ªa echado la muleta a la izquierda. He aqu¨ª un detalle torero: la muleta a la izquierda lo antes posible -tal hizo tambi¨¦n Litri en su primer toro-, porque el toreo de fundamento es al natural. Emilio Mu?oz obr¨® justo al rev¨¦s en el cuarto; es decir, que se ech¨® la muleta a la izquierda lo m¨¢s tarde posible. Estuvo pegando derechazos de diverso ajuste e irregular temple, y eran las tantas cuando fue y cit¨® al natural. L¨®gicamente el toro ya estaba agotado, y pudo oirse entre barreras: "Por la izquierda no tiene un pase". Muy cierto. Y si contin¨²a el trasteo cinco minutos m¨¢s, tampoco los habr¨ªa tenido por la derecha.
Los toros no son un pozo inagotable de codicia, ni las faenas han de durar horas, seg¨²n pretenden los art¨ªfices del toreo moderno. Si al toro se le aplica el toreo aut¨¦ntico -y ¨¦l mismo es tambi¨¦n aut¨¦ntico; o sea, ¨ªntegro-, una docena de muletazos bastan para dominarlo, crear belleza y poner al p¨²blico en pie. Emilio Mufloz intent¨® el toreo en su primer toro, m¨¢s no se trataba de un animal ¨ªntegro: perd¨ªa pata y ca¨ªa de rodillas. En el ¨²ltimo, manso y bronco, no intent¨® ninguno y ali?¨®.
Litri estuvo animoso en el segundo, un pastue?o animal. Litri lo toreaba con la izquierda a la r¨²stica usanza y si corr¨ªa la mano, el p¨²blico lo celebraba m¨¢s que la hist¨®rica tarde aquella de Chicuelo y sus 20 naturales. Despu¨¦s dio una sesi¨®n de tremendismo, que se jale¨®, aunque a estas alturas de la fiesta esos excesos quedan obsoletos.
La afici¨®n sabe desbrozar del tremendismo lo que es valor y lo que son alardes para la galer¨ªa. Y as¨ª, en el quinto, le dec¨ªa a Litri que lo cort¨¦s y lo valiente consist¨ªa en darle al toro tardo distancia; no en ahogarle a embestida. La afici¨®n sabe de sobra que la valent¨ªa de un torero se revela en toda su grandeza cuando afronta el peligro sin aspavientos, a la manera de Mariano Jim¨¦nez. Y si adem¨¢s sigue toreando tan tranquilo despu¨¦s de haber sufrido una cogida espeluznante, lo eleva a los altares. Y all¨ª est¨¢ Mariano Jim¨¦nez, ahora; lleno de cardenales pero en la gloria.
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