La visita rel¨¢mpago de Margaret Thatcher
La ex primera ministra brit¨¢nica demuestra en Madrid que sigue siendo una 'dama de hierro'
Faltaban dos minutos para las 9.30 cuando la ex primera ministra del Reino Unido Margaret Thatcher entraba en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, el mismo foro donde hace ya tres a?os defendiera una de sus decisiones pol¨ªticas m¨¢s criticadas en la Europa comunitaria, la oposici¨®n brit¨¢nica a la Carta Social Europea.Esta nueva visita a Madrid, la segunda desde que abandonara el 10 de Downing Street, ha sido totalmente diferente. Su llegada se produjo en la tarde de anteayer, martes. Desde el aeropuerto de Barajas se dirigi¨® al hotel Villamagna, donde no s¨®lo se hosped¨®, sino que mantuvo una cena con un escogido ramillete de empresarios y banqueros. Los presidentes del BBV, Emilio Ybarra; del Central-Hispano, Jos¨¦ Mar¨ªa Amus¨¢tegui; de Banesto, Mario Conde, y el del C¨ªrculo de Empresarios, Carlos Espinosa de los Monteros, fueron algunos de los personajes que compartieron mesa y mantel con la dama de hierro.
Un serio traje de chaqueta rojo, con blusa a juego, su inseparable collar de perlas al cuello y el peinado de siempre indicaban, nada m¨¢s verla descender del elegante veh¨ªculo que la traslad¨® al Palacio de Congresos ayer por la ma?ana, que muy poco ha cambiado en la personalidad de la hasta hace casi dos a?os m¨¢xima dirigente brit¨¢nica. Una impresi¨®n inicial que fue quedando perfectamente confirmada a medida que desarrollaba la conferencia a la que hab¨ªa sido invitada por la organizaci¨®n del I Congreso Mundial de Seguros. Margaret Thatcher, que eclips¨® a Mario Conde, la otra estrella invitada de la jornada, sac¨® a relucir a lo largo de la alocuci¨®n su debilidad por el mercado libre y la libre competencia, sus reticencias al funcionamiento de la CE y su radical oposici¨®n a todo lo que tenga o haya tenido que ver con el comunismo.
Frases como Ia ca¨ªda del comunismo es el mayor avance espiritual y material de los ¨²ltimos siglos", "el comunismo es la negaci¨®n absoluta da libertad", "no hay derechos humanos si no hay derecho a la propiedad, "hemos derribado el comunismo luchando en la batalla de las ideas", "yo llev¨¦ la democracia a Argentina", "hay demasiados reglamentos en la CE" o Ios Gobiernos deben dar rienda suelta a las empresas" demuestran que la dama de hierro sigue siendo tan de hierro como siempre.
Esta tremenda dureza verbal contrasta enormemente con el trato personal que mantuvo con las personas que la han acompa?ado en su visita a la capital de Espa?a. Los escasos privilegiados que lograron traspasar la triple barrera de vigilancia que rode¨® en todo momento a Margaret Thatcher hablan y no paran de su amabilidad, aunque prefieren mantener como secreto de sumario los millones de pesetas que ha costado traerla a Espa?a y que ser¨¢n destinados a la fundaci¨®n infantil que estableci¨® y lleva su nombre en el Reino Unido.
Un gesto que llam¨® especialmente la atenci¨®n de los organizador el fue su negativa a abandonar la conferencia, a pesar de que ¨¦sta se alarg¨® en exceso y lleg¨® a poner en serio peligro su llegada a tiempo al aeropuerto para tomar el avi¨®n que habr¨ªa de trasladarla a la ciudad alemana de M¨²nich.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.