Bille August cuenta la dolorosa vida de los padres de Ingmar Bergman
El misterio envolv¨ªa desde hace a?os a un gui¨®n titulado Las mejores intenciones, en el que Ingmar Bergman segu¨ªa ahondando, ahora de manera m¨¢s directa y cercana a ¨¦l, en la atormentada memoria familiar que inici¨® en Fanny y Alexander. Es la historia de los primeros a?os de vida com¨²n de Henrik y Anna Bergman, padres del cineasta sueco. Con sus propios nombres, sin licencias po¨¦ticas, tal como las cosas ocurrieron entre ellos y m¨¢s tarde marcaron la complej¨ªsima personalidad de Bergman, la vida de los padres de ¨¦ste escrita por ¨¦l mismo ya est¨¢ en las pantallas. Su director es Bille August, ganador de la Palma de Oro de Cannes 88 con Pelle el conquistador.
ENVIADO ESPECIAL Casi 2.000 rnillones de pesetas ha costado Las mejores intenciones. Una cuidad¨ªsima coproducci¨®n paneuropea vertebrada por la productora Ingrid Dhalberg, de la primera cadena de la televisi¨®n estatal de Suecia. Se asegura aqu¨ª que esa millonada est¨¢ amortizada de antemano con las preventas de la serie televisiva de seis cap¨ªtulos de una hora, que ha sido comprada en todo el mundo. La pel¨ªcula resultante, de tres horas de duraci¨®n, se estren¨® aqu¨ª anoche y redondear¨¢ el negocio.Es una pel¨ªcula que Bergman comenz¨® a escribir sin duda para dirigirla ¨¦l mismo. En 1983, sin embargo, el cineasta anunci¨® repentinamente su retirada del trabajo en los plat¨®s cinematogr¨¢ficos. Arguy¨® cansancio. Pero de existir, aquel cansancio estaba lejos de la fatiga imaginativa y de la esterilidad intelectual. La escritura de dos densos libros de memorias y de este largo gui¨®n cinematogr¨¢fico pone de manifiesto que Bergman vive la etapa final de su vida en medio de una luminosidad interior incontenible. Quiz¨¢ le duelan los huesos, pero las articulaciones de su imaginaci¨®n, perfectamente engrasadas, est¨¢n dando ahora los frutos de esa inimitable frescura llena de serenidad y de capacidad para ir directamente a. la m¨¦dula de las cosas que s¨®lo alcanzan algunos creadores viejos que se sienten, sin en realidad estarlo, cansados de vivir.
El gui¨®n de Las mejores intenciones es quiz¨¢ el m¨¢s perfecto de cuantos Bergman -escritor de pel¨ªculas siempre excepcional- ha hecho. Es posible que para no tener que realizarlo ¨¦l mismo arguyera ese cansancio tan s¨®lo como cobertura de un indefinible temor.
La pel¨ªcula -y la bell¨ªsima escena final lo dice sin dejar lugar a dudas- est¨¢ contada desde el recuerdo del propio Bergman a¨²n dormido dentro del vientre de Anna, su madre.
El cineasta naci¨® cuando el joven matrimonio de sus padres -ya roto y desde entonces sostenido por un acuerdo de apariencias- comenz¨® una sorda y dolorosa batalla mutua de paredes adentro, que dur¨® todas sus vidas y que hiri¨® y marc¨® para siempre a la fr¨¢gil sensibilidad de su hijo Ingmar y le hizo escorar toda su inteligencia hacia una continua percepci¨®n de la muerte y de la incongruencia de vivir.
Odio al padre
Y es ah¨ª, en el umbral de la venida al mundo de Bergman, donde Las mejores intenciones terminan. Es por ello presumible el temor del cineasta a su propia violencia como artista, que esta vez le hubiera conducido a vulnerar algo sagrado y le hubiera llevado a hacer una memoria blasfema de su propio padre, al que odiaba.Las im¨¢genes de Bergman siguen siempre un instinto expresionista que las crispa y las hace portadoras de una visi¨®n inh¨®spita de la vida. Por el contrario, Bille August es un joven cineasta de mirada pl¨¢cida y que est¨¢ dotado para sostener cadencias pausadas y hacer audibles los susurros sin necesidad de gritos. Siendo de escuela bergmaniana, su sensibilidad est¨¢ en las ant¨ªpodas de su maestro. De ah¨ª que haya humanizado, comprendido e incluso amado a la figura del padre de Bergman, cosa que no hubiera podido hacer su propio hijo. Y quiz¨¢ esto permita comprender por qu¨¦ Bergman no se atrevi¨® a hacer la pel¨ªcula y quiso que la hiciera otro.
En el mismo centro de la imagen, la madre de Ingmar Bergman, Anna, es interpretada por la esposa de Bille August, el director de la pel¨ªcula. La actriz se llama Permilla August. Estamos ante la revelaci¨®n de una actriz de talla excepcional. Su creaci¨®n es perfecta, libre y absolutamente conmovedora.
Si la Sharon Stone de Instinto b¨¢sico parec¨ªa hasta ahora no tener rival a la hora de discernir el premio a la mejor interpretaci¨®n femenina de Cannes 92, desde ayer la inesperada revelaci¨®n de Pern¨²lla August iguala e incluso supera a la revelaci¨®n de la actriz estadounidense.
Todo el mundo conocer¨¢ y har¨¢ suyas a ambas mujeres en los pr¨®ximos meses. Su enorme talento y su belleza son ya un patrimonio universal.
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