Medio Madrid se fue a Fuenlabrada
La ciudad prepar¨® con brillantez la contrarreloj de la Vuelta Ciclista
Fuenlabrada vivi¨® ayer un d¨ªa de esplendor con motivo de la celebraci¨®n de la etapa contrarreloj de la Vuelta Ciclista a Espa?a. Tras varias semanas de preparaci¨®n, prisas y trabajos urgentes, la ciudad super¨® con ¨¦xito el desaf¨ªo de organizar una prueba que paraliz¨® durante ocho horas el suroeste de la regi¨®n de Madrid. El Ayuntamiento incluso decret¨® que ayer fuese fiesta local. A pesar de las molestias y de los inconvenientes que genera esta prueba, centenares de miles de personas se entregaron a los ciclistas durante los 38 kil¨®metros del recorrido.
Al final de la jornada, la mayor¨ªa de los aficionados se sent¨ªan decepcionados, porque la etapa no consagr¨® a ning¨²n ciclista espa?ol, e ilusionados, porque el a?o que viene quiz¨¢ vuelvan a ver un espect¨¢culo similar. La polic¨ªa local manej¨® cifras de asistencia de hasta 300.000 aficionados. Despu¨¦s de varios a?os de ruegos y peticiones, Fuenlabrada, cuna de las pe?as ciclistas, fue por fin escenario de una etapa de la Vuelta. Ya desde primeros de abril el municipio comenz¨® a prepararse para albergar una contrarreloj trascendental en el final de la prueba. En primer lugar, el Ayuntamiento decidi¨® decretar el 15 de mayo como fiesta local; despu¨¦s se inici¨® una campa?a informativa exhaustiva para orientar a los vecinos y pedirles su colaboraci¨®n.
Tras la confecci¨®n del trazado se iniciaron las obras necesarias para dejar el circuito en condiciones id¨®neas para los corredores. Se arreglaron algunos baches que hasta entonces eran permanentes; se pintaron l¨ªneas viales que estaban borradas; se limpiaron se?ales, y se trabaj¨® d¨ªa y noche para terminar un paso elevado a la altura del barrio del Parque Miraflores. Todo a velocidad de v¨¦rtigo, sin descanso y sin reposo.
El Ayuntamiento se esforz¨® por presentar el decorado de la etapa de forma mucho m¨¢s atractiva. Por primera vez tras muchos a?os se pintaron las vallas de la avenida de Europa y de la avenida de Espa?a, se cuid¨® m¨¢s que nunca el c¨¦sped, se limpiaron hasta los ¨²ltimos rincones y se solucionaron peque?as deficiencias que hasta ahora hab¨ªan sido eternas.
Tras esta operaci¨®n de maquillaje, obligada y necesaria, como en cualquier otro lugar, Fuenlabrada se dispon¨ªa a recibir con entusiasmo a los ciclistas. A primera hora del jueves la caravana comenz¨® a invadir las calles del municipio. Grandes e impresionantes camiones penetraron hasta el centro de la ciudad, y en apenas dos horas un grupo de 20 j¨®venes instal¨® la salida y el punto de encuentro de los corredores.
A escasos metros, el colegio p¨²blico Julio Verne era transformado en una residencia de ciclistas. En el interior de este centro los pupitres fueron apartados y en su lugar se colocaron 40 camas, dispuestas para el descanso de los corredores. Minutos antes de finalizar el d¨ªa tambi¨¦n comenz¨® el montaje de la llegada. A las tres de la madrugada todo estaba listo para el desarrollo de la prueba.
Tan s¨®lo dos horas despu¨¦s, al amanecer, m¨¢s de un millar de personas comenz¨® a movilizarse. Doscientos cincuenta voluntarios vecinos de Fuenlabrada se situaban en los 114 cruces del circuito. Doscientos polic¨ªas nacionales de la reserva se presentaban en Fuenlabrada para vigilar el trayecto y reforzar la seguridad. Doscientos polic¨ªas locales de Fuenlabrada, Parla, M¨®stoles y Legan¨¦s se sumaban al control de la etapa con la ayuda de los miembros de la organizaci¨®n.
Afortunadamente, a primeras horas de la ma?ana los vecinos hab¨ªan colaborado y a las diez ning¨²n veh¨ªculo estaba estacionado de forma incorrecta a lo largo del circuito. Aunque todo transcurr¨ªa a la perfecci¨®n, una m¨ªnima alarma estall¨® cuando los empresarios de un pol¨ªgono del municipio de Humanes protestaban porque la Vuelta les imped¨ªa la salida del municipio. En esta localidad pr¨®xima a Fuenlabrada no hab¨ªa fiesta, y por tanto la actividad comercial era la habitual. No obstante, las quejas fueron pronto disipadas: los empresarios pudieron circular hasta ¨²ltima hora de la ma?ana, y el alcalde de Fuenlabrada, Jos¨¦ Quintana, intervino para apaciguar los ¨¢nimos.
El ambiente en las calles de Fuenlabrada era impresionante al mediod¨ªa. El sonido y el aspecto fastuoso de la llegada, encadenada a la salida, cautivaba a miles de personas que comenzaban a concentrarse en el per¨ªmetro del circuito. Simp¨¢ticas azafatas, motos ruidosas, coches deslumbrantes, chicas-anuncio y ciclistas comenzaban a desfilar delante de los aficionados, que parec¨ªan estar enjaulados al otro lado de la valla. Mientras tanto, los espectadores tambi¨¦n realizaban acopio de obsequios publicitarios y recuerdos de la Vuelta, aunque para ello hiciera falta una s¨²plica o alg¨²n que otro empuj¨®n.
Hacia las cuatro de la tarde, miles de personas alentaban a los corredores, que rodaban a una velocidad media de 45 kil¨®metros por hora. El casco urbano de M¨®stoles, las pendientes y el recorrido urbano de Fuenlabrada eran los puntos donde con m¨¢s pasi¨®n se animaba a los deportistas.
La fiesta tuvo un desenlace que muchos anunciaban y pocos esperaban. Ni "la joya de Montoya" ni "mi amigo Perico": Tony Rominger, un suizo, se adjudic¨® la victoria.
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