El maestro de todos

La programaci¨®n de jazz: de las fiestas de San Isidro de este a?o ha ofrecido unos resultados art¨ªsticos notables y ha dado con un lugar ideal para escucharlo en cuanto se mejoren algo las condiciones ac¨²sticas de la acogedora sala de columnas del C¨ªrculo de Bellas Artes, nueva sede del Festival de Jazz. En la jornada de clausura hubo m¨²sica durante m¨¢s de cuatro horas, servida por instrumentistas que no miraron el reloj con disimulo para no excederse ni un minuto en el tiempo estipulado. En la primera parte, el pianista gaditano Chano Dom¨ªnguez, estupendamente acompa?ado por Richie Ferrer al contrabajo y Carlos Gonz¨¢lez a la bater¨ªa, interpret¨® un repertorio imaginativo y abierto que cubri¨® desde el Matrix de Chick Corea a una sorprendente versi¨®n de La luna y el toro. En la segunda, el tambi¨¦n pianista Albert Bover, junto a la formidable secci¨®n r¨ªtmica de Roy Hargreove, Rodney Whitaker al contrabajo y Gregory Hutchinson a la bater¨ªa, hizo sonar el piano con grandeza, con vocaci¨®n de orquesta numerosa pero ¨¢gil, que resuelve con pericia y hondura los pasajes m¨¢s comprometidos. El cuarteto se convirti¨® despu¨¦s en dos quintetos sucesivos y diferentes y, m¨¢s tarde, Bover cedi¨® la banqueta a Marc Cary para que hiciera una relajante intervenci¨®n a piano solo y jugase a te?ir de blues la primera de las seis Gnossiennes de Satie.. Hargrove y sus cuatro compa?eros habituales subieron la tensi¨®n como precalentamiento al t¨®rrido n¨²mero final, que cont¨® con el pleno de los participantes.