El compromiso ¨¦tico

Dos a?os de ausencia de Carlos Cano, los que ha empleado en esta nueva grabaci¨®n que lleva el t¨ªtulo de Mestizo. El paso del tiempo es relativo para este hombre fiel a unos principios art¨ªsticos, a una est¨¦tica y a un personal compromiso ¨¦tico. Quiero decir que Carlos Cano en este concierto no interpret¨® todo el disco reci¨¦n estrenado, y s¨ª volvi¨® a algunos de sus mejores t¨ªtulos de antes. Mantiene intacta una versatilidad que le capacita para abordar g¨¦neros tan diversos como el tango argentino o el vals parisiense, el folclor latinoamericano o la copla espa?ola. En todo ello pone un acento personal. En el tango y el vals, la cueca y la habanera, y la canci¨®n del sur nuestro. Son tambi¨¦n creaciones rigurosamente marcadas por el estilo de su autor e int¨¦rprete.

Es una obra imaginativa, llena de sugerencias, a veces con una carga po¨¦tica densa, a veces rebosante de humor. Hay, en este plano, alguna canci¨®n memorable, como la que titula Verig¨¹es y fandango, que presenta como su homenaje personal a la Expo 92 y que es un prodigio de ocurrencia y cr¨ªtica bienhumorada.

Otros puntos culminantes de este importante recital -hora y media larga, sin descanso, una veintena de canciones- fueron sus homenajes personales a seres a los que venera: el portugu¨¦s Afonso, Edith Piaf, Violeta Parra. O las canciones de intenci¨®n. pol¨ªtica, el Tango de las Malvinas, por ejemplo, aunque en rigor todas las creaciones de Cano tienen intenci¨®n pol¨ªtica.

La copla espa?ola es siempre importante en el quehacer de Cano. Aunque ¨¦l declare romper as¨ª una lanza contra la Espa?a de charanga y pandereta, lo cierto es que mantiene viva estas canciones. Y lo hace con un gran talento, rompe los moldes del desmelene y la feria verbenera y nos da creaciones in¨¦ditas, sensibles, ensimismadas. Un hallazgo.