Ritmo en la sangre

Steve Wonder, uno de los m¨¢s conocidos ni?o prodigio de los a?os 60 de la m¨²sica norteamericana, es un artista importante, como demostr¨® en el concierto que ofreci¨® el s¨¢bado en el Palacio de los Deportes.La expectaci¨®n provocada por el anuncio de su numeroso y variado acompa?amiento musical, 20 m¨²sicos y cuatro vocalistas, convirtieron la larga espera que precedi¨® al inicio del concierto en curiosidad.

El Palacio de los Deportes alberg¨® uno de los escenarios m¨¢s an¨¢rquicos y extra?os de cuantos han pasado bajo su b¨®veda. Un peque?o velero, situado al borde del escenario, sustentaba los teclados y el piano de Stevie Wonder, con las medidas y las distancias calculada al mil¨ªmetro para que pudiera moverse con confianza.

Durante dos horas y con el apoyo de una banda de m¨²sicos espl¨¦ndidos, recorri¨® una larga trayectoria musical en la que la elecci¨®n de los temas y su interpretaci¨®n terminaron con el p¨²blico en pie. De los 24 m¨²sicos que acompa?aron a Steve Wonder sobre el escenario, la orquesta, con su secci¨®n de viento y cuerda, fue la m¨¢s perjudicada por la ac¨²stica del recinto. Su sonido lejano y a veces imperceptible, no supuso ning¨²n problema para el resto de los instrumentistas, que atraparon la m¨²sica con una agilidad y un ritmo sorprendentes.

Vers¨¢til

Los grandes ¨¦xitos del nortermericano, como Part time lover, Superstition, etc¨¦tera, se alternaron con canciones m¨¢s mel¨®dicas de sus ¨²ltimos trabajos. Steve Wonder demostr¨® una capacidad interpretativa muy vers¨¢til. Su voz recorr¨ªa los registros m¨¢s variables, graves y agudos, con una eficacia y facilidad impactante. Durante los ¨²ltimos a?os de su discograf¨ªa, Steve Wonder ha conseguido hacer temas de ¨¦xito con una masiva aceptaci¨®n por parte del p¨²blico. El romanticismo, algo blandengue, de sus temas m¨¢s recientes, fue interpretado en el concierto con un gancho y una fuerza que en las grabaciones de estudio apenas se percibe. Con toda la banda compenetrada y exprimiendo el sonido hasta sacar el jugo m¨¢s dulce, como si cada uno de ellos fuera el maestro de ceremonias, Steve Wonder pudo ofrecer un concierto intenso y divertido.