Coletazos de la autodisoluci¨®n
La autodisoluci¨®n formal de Terra Lliure en junio de 1991 no ha impedido que sectores de la misma hayan mantenido viva la tenue llama del terrorismo aut¨®ctono catal¨¢n. Las pugnas entre los grup¨²sculos independentistas m¨¢s radicales, que apenas aglutinan a unas decenas de activistas, evidencian la dificultad que entra?a el abandono definitivo de las armas por parte de cualquier organizaci¨®n terrorista, desde la perspectiva de que una facci¨®n, por min¨²scula que sea, siempre puede estar dispuesta a alimentar la espiral de la violencia. Pere Bascompte, considerado m¨¢ximo dirigente de Terra Lliure, anunci¨® que su organizaci¨®n abandonaba las armas en una conferencia de prensa celebrada en Perpi?¨¢n (Francia) el 8 de julio de 1991. Dos d¨ªas antes, cuando la autodisoluci¨®n ya era un secreto a voces, hab¨ªa estallado en Barcelona uno de los artefactos caseros t¨ªpicos del grupo terrorista catal¨¢n. La bomba fue colocada por militantes independentistas que regresaban de Vinaroz (Castell¨®n), donde asistieron a una asamblea de Catalunya Lliure, brazo pol¨ªtico del grupo armado. El sector m¨¢s duro de esta formaci¨®n reiter¨® su apoyo a la llamada lucha armada.
Media docena de atentados
A partir de ese momento, se intensific¨® el cruce de acusaciones entre los militantes hist¨®ricos de Terra Lliure que se incorporaron a la batalla democr¨¢tica -la mayor¨ªa de ellos a trav¨¦s de Esquerra Republicana de Catalunya- y quienes defend¨ªan la vigencia del terrorismo, entre ellos buena parte de la decena de activistas encarcelados que tiene la organizaci¨®n. Bascompte advirti¨® que no pod¨ªa responsabilizarse de atentados "espont¨¢neos", que el dirigente republicano ?ngel Colom indentific¨® gr¨¢ficamente con los "coletazos de un cocodrilo moribundo". "Desertores" y "claudicantes" eran los adjetivos al uso que, desde el campo contrario, recib¨ªan quienes renegaban de la violencia. Una jerga y una situaci¨®n que recuerdan, grotescamente, las convulsiones internas que ha vivido ETA a lo largo de su historia. Para demostrar su existencia, quienes han recogido la bandera de Terra Lliure han perpetrado media docena de atentados con explosivos desde que la organizaci¨®n anunci¨® su desaparici¨®n. Hasta ayer, el m¨¢s importante se produjo el 19 de diciembre de 1991. Una bomba caus¨® destrozos en los juzgados de la localidad leridana de Cervera. Ese mismo d¨ªa, la polic¨ªa desactiv¨® otro artefacto en un juzgado de Gerona. El 28 de febrero de este a?o, otro explosivo fue desactivado en los juzgados de la ciudad gerundense de Figueres.
Las fuerzas pol¨ªticas que siguen apoyando la dial¨¦ctica de la bombona-bomba constatan la incre¨ªble facultad que tienen los grup¨²sculos radicales de escindirse casi tantas veces como militantes tienen. De esta forma, los restos de la organizaci¨®n terrorista son respaldados por las ruinas de Catalunya Lliure y por una facci¨®n del Moviment de Defensa de la Terra. Fuentes policiales sospechan que estos reductos tratan de reorganizarse.
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