La partitocracia escoge un Pertini democristiano

Los partidos pol¨ªticos italianos, en el momento de mayor desprestigio popular, optaron ayer por apoyar para la jefatura del Estado a una especie de Sandro Pertini, pero en cat¨®lico, casi un monje, incorruptible e insobornable, que viv¨ªa en un convento de religiosas.Oscar Luigi Scalfaro ofrece garant¨ªas a los pol¨ªticos porque es un magistrado que mantuvo siempre una gran dignidad, pero podr¨ªa acabar creando problemas y sorpresas a algunos de los partidos que le han votado, empezando por la Democracia Cristiana, como ocurri¨® a los socialistas con Pertini.

Lo que no va a ser sorpresa es que Scalfaro de ning¨²n modo seguir¨¢ la ruta presidencialista de su antecesor Francesco Cossiga, porque es uno de los padres de la Constituci¨®n que ha apostado siempre por la defensa de la Carta Magna y sobre todo por la primac¨ªa del Parlamento como garant¨ªa m¨¢xima de democracia.

Se podr¨ªa decir que, tras el par¨¦ntesis borrascoso de Cossiga, con sus aventuras de segunda rep¨²blica, Scalfaro es el pol¨ªtico de esta rep¨²blica democr¨¢tica y parlamentaria y de esta Constituci¨®n. Al mismo tiempo, es consciente de que le iban a votar ayer muchos de los que no le habr¨ªan votado anteayer porque, ante la sacudida de la Mafia que ha sacado las u?as revelando su omnipotencia, y, frente a la reacci¨®n rabiosa de la gente ante el en¨¦simo crimen de Estado, se apost¨® por un pol¨ªtico casi con fama de santidad. Una editorial cat¨®lica est¨¢ preparando la publicaci¨®n de un libro de Scalfaro sobre la Virgen.

Purificaci¨®n colectiva

Este es un momento en que hasta la llamada capital moral de la naci¨®n, la industrial Mil¨¢n, est¨¢ siendo zarandeada por una tormenta de esc¨¢ndalos financieros que ha salpicado a todos los partidos del Gobierno y de la oposici¨®n, dando pie a la gente de la calle para que piense que todos son igualmente ladrones. Y es ahora cuando la partitocracia realiza una especie de purificaci¨®n colectiva y p¨²blica colocando al frente del Estado a un personaje que, como Pertini, no posee bienes; que nunca ha estado en boca de nadie, y que es invulnerable a los halagos del dinero.

De este modo, al mismo tiempo, la Democracia Cristiana, esa especie de gran placenta nacional, que en el bien y en el mal es todav¨ªa la grande mamma, consigue redimirse de sus pecados, con uno de sus hombres en la sombra, en el momento de mayor desprestigio.

En Italia pasa ahora como en la Iglesia, cuando tras el turbulento pontificado de P¨ªo XII, se descubri¨® al honrado Juan XXIII, que le devolvi¨® su prestigio.