El juicio contra el PCUS puede arrastrar a Gorbachov al banquillo de los acusados
Mijail Gorbachov, ex presidente de la desaparecida URSS, y otros altos dirigentes de lo que fue el imperio sovi¨¦tico podr¨ªan verse en el banquillo de los acusados a consecuencia del juicio contra el PCUS que comenzar¨¢ a principios de julio. Esto es lo que se desprende de las ¨²ltimas declaraciones hechas por Guennadi B¨²rbulis, la mano derecha del l¨ªder ruso, Bor¨ªs Yeltsin.
El Tribunal Constitucional de Rusia anunci¨® el martes que en el proceso, se ver¨¢n dos casos paralelamente. Uno es el de la legalidad o no de los decretos promulgados por Yeltsin para ?legalizar el PCUS, recurso planteado por un grupo de diputados comunistas, y otro es el de la constitucionalidad misma del PCUS, planteado por Oleg Rumi¨¢ntsev, secretario de la Comisi¨®n Constitucional del Parlamento y l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata, uno de los partidos que apoyan a Yeltsin. El proceso es comparado por algunos actuales dirigentes con el juicio de N¨¹remberg, en el que el Partido Nazi fue calificado de organizaci¨®n criminal y proscrito.
B¨²rbulis, secretario de Estado y uno de los representantes de Yeltsin ante el Tribunal Constitucional, dijo que no descarta la posibilidad de enjuiciar a personas concretas como consecuencia de las audiencias que empezar¨¢n el 7 de julio.
Verdad es que no todos comparten esta opini¨®n. Sergu¨¦i Shajr¨¢i -el ex viceprimer ministro de Rusia, ex consejero jur¨ªdico del presidente y tambi¨¦n representante de Yeltsin ante el Tribunal- ha subrayado que el objetivo del proceso es enjuiciar al PCUS "como estructura" y no a individuos concretos.
Lo picante del asunto es que quien hace de duro es nada menos que un "ex sacerdote de la ideolog¨ªa del crimen", como ha calificado a B¨²rbulis un periodista, haciendo referencia a que el actual poderoso secretario de Estado fue durante a?os profesor de marxismo-leninismo.
Shajr¨¢i, como jurista, es mucho m¨¢s cauteloso a la hora de concebir la posibilidad de juzgar a los ex dirigentes del PCUS. El problema principal es que las decisiones en esta organizaci¨®n las tomaban, al menos te¨®ricamente, ¨®rganos colectivos: el Comit¨¦ Central y el Politbur¨®. Y Yeltsin durante a?os form¨® parte de ambos. El peligro de que el proceso cobre su propia din¨¢mica y arrastre a los que hoy se hallan en el poder es un factor que no se debe desestimar.
Lo que parece indudable es que las audiencias del Tribunal Constitucional se van a convertir en un juicio contra siete d¨¦cadas de historia, en las que gobern¨® el pa¨ªs una "organizaci¨®n criminal". Demostrar el car¨¢cter criminal del PCUS no es dificil: en los campos de concentraci¨®n comunistas fueron exterminadas m¨¢s personas que jud¨ªos por los nazis.
Los peri¨®dicos independientes, que por lo general apoyan al Gobierno, ahora, sin embargo, miran con recelo esta idea y se muestran preocupados por las consecuencias que puede traer un enjuciamiento a la propia historia. Sobre todo si se toma en cuenta que las actuales estructuras de poder est¨¢n todav¨ªa lejos de poder ser calificadas como democr¨¢ticas, y el estilo comunista de direcci¨®n se halla a¨²n muy difundido, ya que el 90% de las actuales instituciones de poder hoy las dirigen ex miembros del PCUS.
Vitali Tetriakov -director de Nezav¨ªsimaya Gazeta, el m¨¢s influyente peri¨®dico actual- crey¨® necesario firmar ayer un art¨ªculo en primera plana dedicado al tema. En ¨¦l denuncia que la idea de un juicio contra el PCUS "naci¨® en Rusia entre aqu¨¦llos que durante d¨¦cadas se resignaron en mayor o menor grado al poder comunista". "?D¨®nde encontraremos a los jueces necesarios para este proceso: independientes, objetivos, equilibrados?", se pregunta Tetriakov.
Gorbachov, entre tanto, parece dispuesto a beber su c¨¢liz hasta el fondo. El 29 de agosto del a?o pasado tuvo que sufrir la humillaci¨®n p¨²blica de ver c¨®mo Yeltsin, con una sonrisa mal¨¦vola, firmaba el decreto que suspend¨ªa las actividades del partido que todav¨ªa dirig¨ªa el todav¨ªa presidente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ahora ha aceptado comparecer como testigo ante el Tribunal Constitucional y sufrir probablemente otra dolorosa humillaci¨®n, aunque no entiende para qu¨¦. "Si ya lo he contado todo", coment¨® al recibir la invitaci¨®n del Tribunal.
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