Lluvia de libros

EN LAS postrimer¨ªas del mes de mayo se asiste a un doble rito: se inaugura la Feria del Libro y llueve. Las circunstancias climatol¨®gicas se han visto agradablemente modificadas, y, al parecer, la industria del libro inicia una lenta recuperaci¨®n. Dos buenas noticias.Los editores acuden a la feria con temor y esperanza. El a?o no pudo empezar peor: en enero y febrero se produjo una devoluci¨®n de libros, en algunos casos, de hasta el 60%, aunque la recuperaci¨®n en los ¨²ltimos meses parece clara. El mundo editorial avanza a trancas y barrancas buscando su propio reajuste desde que, en 1984, cayeron las exportaciones en Am¨¦rica Latina, una tendencia que parece recuperarse moderadamente en la actualidad. Entre los desajustes del sector cabe citar el desproporcionado n¨²mero de t¨ªtulos que se publican anualmente: en 1991 fueron casi 44.000, con tiradas cortas y con un sistema de comercializaci¨®n obsoleto.

El sector editorial afronta, una vez m¨¢s, uno de sus momentos estelares, y lo hace con sus problemas sin resolver. El reajuste para adecuar la oferta a la demanda, aunque duro a corto plazo, es ineludible para su propia supervivencia. Adem¨¢s de todo ello, la Feria del Libro supone tambi¨¦n la rotunda confirmaci¨®n del inmenso placer de la lectura.