Adi¨®s a las armas por ser lesbiana
El Ej¨¦rcito de Estados Unidos expulsa a una importante coronel por homosexual
Fiel a sus tradiciones, el Ej¨¦rcito norteamericano ha expulsado de nuevo a uno de sus profesionales porque sus tendencias sexuales no se ajustan a la norma. La pol¨¦mica ha surgido porque los 27 a?os de servicio de la coronel Margaret Cammermeyer y sus condecoraciones por su trabajo durante la guerra de Vietnam han pesado menos que su condici¨®n de lesbiana. La coronel, de 50 a?os y madre de cuatro hijos, colgar¨¢ medallas y uniforme dentro de 10 d¨ªas, cuando el Pent¨¢gono haga firme la decisi¨®n y la convierta en el militar de m¨¢s alto rango que jam¨¢s haya sido expulsado del Ej¨¦rcito por esta causa.Un consejo militar decidi¨® que fuera "honorablemente" despedida. Cammermeyer no pudo ocultar su tristeza, y el pasado jueves, en los cuarteles donde trabajaba como jefa de la enfermer¨ªa de la Guardia Nacional en Washington, sus l¨¢grimas se mezclaron con las del hombre que fue forzado a cesarla, el general Gregory P. Barlow, comandante de la Guardia Nacional.
El Pent¨¢gono tuvo conocimiento de la vida privada de la coronel a trav¨¦s de sus propias palabras. Cammermeyer, despu¨¦s de haber manifestado durante 10 a?os dudas al respecto, admiti¨® finalmente sus inclinaciones sexuales hace tres, durante un interrogatorio de seguridad previo a unos cursos en el National War College. "Supe entonces que mi carrera hab¨ªa terminado", admiti¨® el viernes mientras bajaba las escaleras de madera del hospital de veteranos de Tacoma, donde ha desempe?ado una importante labor con los supervivientes de Vietnam. "Quer¨ªa demostrar que ser homosexual es algo normal, que la gente no tiene que odiarnos por ser as¨ª", explic¨®.
Cammermeyer sufre la humillaci¨®n de ser expulsada por sus comportamientos privados: "Me siento como si fuera un condenado a muerte esperando la conmutaci¨®n de la condena", ha dicho esta mujer, que estuvo casada durante 16 a?os. S¨®lo una intervenci¨®n del presidente, George Bush, o del secretario de Estado de Defensa, Dick Cheney, pueden "salvarla". Sin embargo, la posibilidad de perd¨®n para ella, que ha aparecido en la televisi¨®n para llamar la atenci¨®n sobre su causa, no parece muy probable. Representantes del Pent¨¢gono, que expulsa anualmente a 1.000 soldados por su homosexualidad, han reiterado que el Ej¨¦rcito no los quiere en sus filas por considerar que atentan contra la moral, debilitan la disciplina y constituyen un riesgo para la seguridad.
Los abogados de la asociaci¨®n de homosexuales Fondo de Defensa Lamba apelar¨¢n a los tribunales para que se rectifique la pol¨ªtica del Pent¨¢gono, que hasta el momento ha permanecido sordo a las llamadas de apoyo recibidas por esta mujer en su despacho y en varios programas de radio.
En el Ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del globo, los homosexuales s¨®lo pueden trabajar como asistentes civiles de los militares, aunque no existe restricci¨®n para que sean empleados por los servicios de inteligencia. Cammermeyer, fascinada por los militares desde que era una ni?a, se consideraba deudora de Estados Unidos, que acogi¨® a su familia cuando escap¨® de Noruega, su pa¨ªs natal, invadido por los nazis: "Me parece maravillosa la pompa y la ceremonia del mundo militar, y sobre todo su disciplina y moralidad. Mi problema no es el Ej¨¦rcito, sino las reglas que se basan en prejuicios y me consideran nada m¨¢s que un estereotipo".
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