Barcelona se rendir¨¢ ante Frank Sinatra
Finalmente, la ciudad de Barcelona se rendir¨¢ ante los ojos azules de Frank Sinatra; los corazones podr¨¢n romperse tras una larga y paciente espera de m¨¢s de 40 a?os. Una espera interminable plagada de continuos falsos rumores de actuaci¨®n que siempre acababan en decepci¨®n.En la noche de hoy, La Voz actuar¨¢ por primera vez en tierras catalanas, y ya es triste que sea precisamente en la anunciada como gira de despedida de uno de los m¨¢s populares cantantes del siglo XX (como m¨ªnimo, el que durante m¨¢s tiempo ha mantenido su nombre en la primera fila, sobreviviendo a las modas y a los gustos cambiantes del negocio del espect¨¢culo).
Sinatra pisar¨¢ un escenario barcelon¨¦s, por primera, vez, con 76 a?os en el pasaporte, lo que, para los que le han visto actuar recientemente, no parece demasiado, ya que el cantante de Nueva Jersey sigue conservando toda su habilidad y su capacidad para decir las canciones como nadie. La actuaci¨®n de esta noche estaba anunciada en el miniestadio del Bar?a, un espacio que pr¨¢cticamente nunca se utiliza para acontecimientos musicales, pero las torrenciales lluvias ca¨ªdas anteayer y las previsiones de nuevas tormentas para hoy aconsejaron su precipitado traslado a un local cerrado, cosa de gran dificultad, porque, desde hace ya varios d¨ªas, todos los espacios posibles est¨¢n bajo custodia del COOB.
Finalmente, un acuerdo, facilitado por el hecho de que el recital de Sinatra es uno de los platos fuertes de la Olimpiada Cultural, ha posibilitado su traslado al flamante Palau de Sant Jordi. Sin lugar a dudas, Sinatra y sus admiradores barceloneses habr¨¢n ganado con el cambio.
Los precios para dejarse seducir por la (lejana) mirada azul de La Voz van de las 3.000 a las 30.000 pesetas, y en la ma?ana de ayer quedaban ya pocas entradas sin vender. Sinatra se mantendr¨¢ en escena poco m¨¢s de una hora, estar¨¢ acompa?ado por una orquesta de 50 m¨²sicos, recordar¨¢ sus ¨¦xitos m¨¢s rutilantes y tendr¨¢ el honor de tener como telonero a una de las grandes realidades de nuestro flamenco: Tomatito (quien, por cierto, en cuesti¨®n de pocas semanas, y si el tiempo no lo impide, actuar¨¢ tres veces en la misma Olimpiada Cultural).
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