?En Washington o en el Bronx?
Problemas para trasladar la sede de la Embajada de Espa?a en EE UU
La paliza propinada el pasado martes por unos delincuentes a Dionisio Villanueva, un cocinero de la Embajada de Espa?a en Washington, en la puerta de la legaci¨®n, ha acrecentado la necesidad de trasladar las oficinas a un nuevo edificio m¨¢s seguro, por el que se pagaron hace un a?o 2.000 millones de pesetas y en el que a¨²n no han empezado las obras de habilitaci¨®n por trabas burocr¨¢ticas.
El caso del cocinero, golpeado al salir del trabajo, es s¨®lo uno m¨¢s en una cadena de sucesos violentos registrados desde hace a?os en torno al edificio de la Embajada espa?ola, situada en una de las zonas m¨¢s peligrosas del Distrito de Columbia.Todas las dem¨¢s embajadas ubicadas antes en ese ¨¢rea, al noroeste de la ciudad, han escapado ya a puntos m¨¢s seguros, y el embajador espa?ol en Estados Unidos, Jaime de Ojeda, estima que el traslado de la representaci¨®n "es urgente".
La Embajada se halla cerca de Mount Pleasant, ¨¢rea de los disturbios raciales de hace un a?o, que obligaron al embajador a pasar dos d¨ªas encerrado en su oficina y que causaron la rotura de varias ventanas del edificio.
El ambiente en tomo a la representaci¨®n espa?ola es de tan alta criminalidad que el FBI propuso hace meses al embajador usar el edificio para instalar dispositivos de seguimiento del tr¨¢fico de drogas en el vecindario. El ministro consejero, Jorge Fuentes, encontr¨® en una ocasi¨®n un impacto de bala en la ventana de su despacho, a causa de un tiroteo de la noche anterior. Pocos meses atr¨¢s, la polic¨ªa recogi¨® a una pareja asesinada a tiros en la misma escalinata de la canciller¨ªa.
Cadena de dificultades
Ante esa situaci¨®n, el Gobierno compr¨® en el verano de 1991 otro edificio situado a un par de manzanas de la Casa Blanca para trasladar all¨ª todas las oficinas de la representaci¨®n espa?ola, pero una cadena de dificultades burocr¨¢ticas ha impedido desde entonces emplear la nueva canciller¨ªa, de la que s¨®lo existe la estructura exterior.Desde la compra han pasado por Washington m¨¢s de una docena de delegaciones de arquitectos, Patrimonio Nacional y responsables de seguridad, pero todav¨ªa no se han puesto de acuerdo sobre la forma de acometer las obras en el edificio. A ello se suma la resistencia de las diferentes oficinas de la representaci¨®n espa?ola, que quieren mantener sus peque?os reinos de taifas en edificios separados del resto de los funcionarios.
El resultado de tan dif¨ªcil labor para coordinar las exigencias de todos es que ni siquiera se ha podido sacar todav¨ªa la licitaci¨®n para encontrar una empresa que realice las obras, por lo que tampoco se sabe cu¨¢nto puede costar la habilitaci¨®n del edificio. Antes de, que se trasladen all¨ª las 150 personas que trabajan en la Embajada, es necesario no s¨®lo construir las oficinas y comprar los muebles, sino instalar todo el sistema el¨¦ctrico, tel¨¦fonos, tuber¨ªas, aire acondicionado, calefacci¨®n, etc¨¦tera. Eso puede suponer todav¨ªa la inversi¨®n de una buena cantidad de millones.
El embajador Ojeda conf¨ªa en que todo estar¨¢ listo para que el traslado pueda llevarse a cabo antes de fin de a?o, pero lo cierto es que todav¨ªa no existe un proyecto definitivo.
Despu¨¦s del caso de Dionisio Villanueva, el personal de servicio de la Embajada se niega a trabajar de noche en la zona. Las bandas de delincuentes del barrio, molestas porque la presencia de la Embajada atrae a la polic¨ªa, increpan y presionan constantemente a los funcionarios para intimidarles.
Todav¨ªa no est¨¢ previsto qu¨¦ uso dar al viejo edificio, donde se mantendr¨¢ temporalmente la residencia del embajador, pero, por ahora, la posibilidad de venderlo para compensar la fuerte inversi¨®n en la nueva Embajada parece descartada porque hay pocos compradores en Washington interesados en comprar una mansi¨®n de lujo en un barrio tan peligroso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.