Los monstruos que fabricamos

Hace tan s¨®lo 15 d¨ªas pens¨¦ en escribir una columna que hubiera podido titular ?Qu¨¦ ha ocurrido con los hooligans? El culto a la violencia de los partidos de f¨²tbol parec¨ªa haber dejado de ser la historia de terror preferida por los medios de comunicaci¨®n. ( ... ) Hab¨ªa desaparecido, como muchas otras cosas, porque la prensa se hab¨ªa cansado de catalogar sus repetitivos excesos. ( ... )Y as¨ª, los hooligans quedaron pasados de moda, tan muertos como un grupo pop que no ha tenido un ¨¦xito en cinco a?os. Hasta que han salido al extranjero y han ofrecido de nuevo un reportaje estrella a la prensa y a otros medios. (...) Personalidades pol¨ªticas y sociales que no muestran ning¨²n inter¨¦s por el vac¨ªo moral al que ha descendido la clase trabajadora expresan su m¨¢s profunda preocupaci¨®n. (...)

Las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos eliminan importantes noticias pol¨ªticas para hacer un hueco a sus haza?as. Por un momento vuelven a ser dignificados bajo el t¨ªtulo de problema social, y no como un grupo de borrachos a los que no afecta nada ni nadie, una horda infame que aterroriza a ciudades extranjeras que deben protegerse y reorganizar sus cuerpos de polic¨ªa. Y, como los suecos han descubierto, es demasiado tarde para aplicar una dosis de amable tolerancia. (...)_La lecci¨®n es evidente: si eres bueno, te hundir¨¢s en el anonimato; p¨®rtate mal y ser¨¢s una estrella.

16 de junio