El brillo de la memoria, la poes¨ªa

Hace ya dos a?os que Jaume Plensa (Barcelona, 1955), uno de nuestros m¨¢s afamados escultores, dio forma a una obra inaugural de nuevos derroteros y que sorprendi¨® incluso a quienes estaban habituados a su discurso.La obra Pri¨¨re, dada a conocer en la edici¨®n de ARCO de aquel a?o, 1990, conten¨ªa una serie de componentes, tanto constructivos como espaciales, que, al tiempo que mostraban un sutil encadenamiento con investigaciones previas llevadas a cabo por el artista, por el modo con que optaron por eclosionar, llevaron a m¨¢s de uno a pensar m¨¢s en un quiebro que en un sutil hilv¨¢n, que era lo que proced¨ªa.

Desde entonces a esta parte, Plensa se ha reafirmado, al tiempo que como artista sin parang¨®n en nuestro pa¨ªs, en cuantos aspectos Pri¨¨re desarrollaba. Si el anticipo de forma plana nos lleg¨® hace un a?o y medio con aquellos magn¨ªficos -tanto t¨¦cnica como conceptualmente -dibujos donde su mundo magm¨¢tico, org¨¢nico y visceral ced¨ªa lentamente terreno a un universo hecho de esferas que desde su simplicidad parec¨ªan poner en cuesti¨®n el barroquismo propio de series como las tituladas Paisaje , ahora asistimos a la esperada contemplaci¨®n tridimensional de aquel anticipo.