A ver qui¨¦n puede m¨¢s

Me sorprende e indigna la indiferencia, el silencio, la tibieza y el callo de la sociedad espa?ola ante determinadas manifestaciones de mal gusto. Hablo de la emisi¨®n por televisi¨®n de programas como el Cine por un tubo del pasado lunes 8 de junio, que, al parecer, no hiri¨® m¨¢s sensibilidad que la m¨ªa.Debo aclarar que me dedico al arte, tengo 21 a?os y mantengo, por la cuenta que me tiene, una postura abierta a todo tipo de manifestaciones culturales. No puedo permitirme el lujo de escandalizarme por nada, por que estar¨ªa cerrando mis propias v¨ªas de conocimiento y aprendizaje. Adem¨¢s, no practico la religi¨®n cat¨®lica, raz¨®n por la cual no me quita el sue?o ver a una monja diciendo tacos en una ficci¨®n cinematogr¨¢fica.

Disfruto con una buena pel¨ªcula de, por ejemplo, Peter Greenaway, el pol¨¦mico director brit¨¢nico de los escarabajos, las lenguas de vacas crudas y las hortalizas en mal estado.

Admiro la vanguardia y el af¨¢n de innovaci¨®n est¨¦tica, con los que comulgo.

No puedo, sin embargo, tragar con una retah¨ªla de golpes bajos a las emociones humanas como las que nuestros ojos pudieron ver esa noche. Hay m¨¢s honestidad en una pel¨ªcula porno o en un subproducto de violencia descarada.

En su carrera por entretener al p¨²blico, las cadenas p¨²blicas y privadas de televisi¨®n parecen encenagadas en un "a ver qui¨¦n puede m¨¢s", y el espectador medio ha perdido la sensibilidad, el buen gusto y la capacidad de selecci¨®n.

Si en 1992 tenemos que re¨ªrnos viendo c¨®mo dos gorilas parten las piernas a un anciano, ?qu¨¦ tendremos que ver en 1997, pongo por caso?-