Mariano, el afortunado

Tengo 27 a?os, estoy parado (a pesar de haber aprobado las oposiciones al cuerpo de profesores de EE MM) y ni siquiera tengo novia. Pues bien, el otro d¨ªa recib¨ª una carta de una empresa de vacaciones de multipropiedad que dec¨ªa: "?Enhorabuena! Es para m¨ª un placer el comunicarle que usted ha sido seleccionado como uno de los finalistas en nuestra promoci¨®n nacional... ". El se?or Salamanca, que soy yo, ha ganado un Fiat. ?Mi coraz¨®n salt¨® de alegr¨ªa! Pero como ya estoy escarmentado (ya saben, lo de las oposiciones), detuve mi entusiasmo, volv¨ª la carta y le¨ª en letras m¨¢s peque?as y grises algunas condiciones. Estas eran: tener 28 a?os, ganar tres millones al a?o y estar casado. Aquello parec¨ªa una mueca ir¨®nica del destino. Luego ras unos breves instantes de l¨®gica desilusi¨®n, me pregunt¨¦: ?realmente es casualidad no tener 28 a?os, no tener trabajo, no tener esposa, o, por el contrario, es posible que una empresa sin escr¨²pulos se aproveche de mi mala suerte y utilice datos de mi vida privada para que le sirvan de gancho en su montaje?Me gustar¨ªa que esta empresa se disculpara regal¨¢ndome una generosa comisi¨®n por el uso de mi nombre, pues al fin y al cabo soy alguien, y en ¨²ltima instancia, por el hecho de que mi vida privada ya, no es tan privada.