?Vaya gre?as!

"?Mira, mam¨¢, ese se?or se ha hecho pip¨ª!", dice un ni?o al salir del vag¨®n que les ha llevado hasta la estaci¨®n de Avenida de Am¨¦rica. "S¨ª, hijo, s¨ª, ?una verg¨¹enza!", le contesta ella mientras el borracho trata de fijar su mirada en ellos, y al marearse deja reposar de nuevo la espalda en el beis y brillante m¨¢rmol de la pared, sentado en el and¨¦n sin saber para d¨®nde tirar. Le arde el est¨®mago y el cuerpo le pesa m¨¢s que nunca, ve pasar uno, dos, tres y ya ha perdido la cuenta de la gente que ha entrado y salido, de los trenes que le han sobresaltado en su ebrio desvar¨ªo. Apoyado sonr¨ªe tristemente una sonrisa vacua y sus ojos marrones esquivan los mirares porque no consigue ir m¨¢s all¨¢ de los garabatos que su imaginaci¨®n le dibuja, y se menea en su propio interior al mismo tiempo que su abatimiento se toma triste, algo enojoso y avergonzado porque al bajar lentamente la cabeza (ya no puede con ella) cu¨¢l ha sido su sorpresa al descubrir una mancha l¨ªquida en el suelo dise?ando un riachuelo que se disemina sin prisa hasta llegar al carril.Sus cabellos han perdido el color de puro sucio, se mantienen pegados al m¨¢rmol y sus pantalones, a juego con su pelo, gastados, suben y bajan en un bailoteo al son del pr¨®ximo tren que ya llega dando aire a unos zapatos marrones cuyos tacones le apuntaban ir¨®nicamente a la vez que sobre su cabeza luc¨ªa verde fosforito un cartel que le indicaba el camino de salida.-