Narcopolic¨ª¨¢s

EL JUEZ de la Audiencia Nacional, Carlos Bueren, ha concretado en un auto de procesamiento los indicios que relacionan a 10 polic¨ªas de la Comisar¨ªa de Algeciras con el tr¨¢fico de drogas en la zona. Son, pr¨¢cticamente, los que integraban la plantilla de la Brigada de Estupefacientes de la localidad cuando se descubri¨® el asunto, en junio de 1990. La instrucci¨®n sumarial sobre unos hechos que en su d¨ªa causaron conmoci¨®n en Andaluc¨ªa y tuvieron amplia repercusi¨®n en el resto de Espa?a, e incluso en varios pa¨ªses europeos, ha sido ardua. No pod¨ªa ser de otro modo. El car¨¢cter eminentemente clandestino del narcotr¨¢fico estaba en este caso reforzado: quienes lo propiciaban lo hac¨ªan "prevali¨¦ndose de su condici¨®n de funcionarios" especialmente destinados a su represi¨®n.El documento judicial tiene una virtualidad importante: poner en evidencia, en un caso concreto y' contrastado, la capacidad corruptora de la econom¨ªa de la droga, al tiempo que la vulnerabilidad del sistema estatal -personas, m¨¦todos e instrumentos legales- que tiene como objetivo su control y erradicaci¨®n. La colusi¨®n de los polic¨ªas implicados con la red de narcotraficantes -12 de su integrantes tambien han sido procesados- y la coartada legal que prestaban a su actividad criminal est¨¢n meridianamente reflejadas en los delitos que se les imputan: tr¨¢fico de drogas -actividad delictiva principal-, asociaci¨®n il¨ªcita, prevaricaci¨®n, falsedad en documento p¨²blico, robo y amenazas; es decir, los cometidos presuntamente con la finalidad de encubrir el negocio.

No es extra?o que cuando, hace ahora dos a?os, se desmantel¨¦ la red narcopolicial y se detuvo a sus integrantes se constatase una disminuci¨®n de mercanc¨ªa en una de las zonas de Espa?a que registra un mayor volumen de tr¨¢fico de, estupefacientes. La documentaci¨®n judicial refleja centenares de kilos de droga -sobre todo hach¨ªs, pero tambi¨¦n coca¨ªna y hero¨ªna- de los que se hab¨ªan apoderado los ex agentes de la Brigada de Estupefacientes, bien sustray¨¦ndolos de los alijos oficialm9nte capturados, bien arebat¨¢ndoselos pura y simplemente a los traficantes.

Pero lo m¨¢s importante en estos casos de corrupci¨®n -aparte de la decisi¨®n de perseguirlos, como ha ocurrido en Algeciras, primero con la intervenci¨®n de la Brigada de R¨¦gimen Interior de la Polic¨ªa y despu¨¦s con la actuaci¨®n judicial- es detectar los fallos que los han hecho posibles y corregirlos despu¨¦s; desde el descontrol sobre la droga incautada, lo que facilita el retorno de una parte de ella al mercado, a la falta de seguimiento, bien por exceso de confianza o por simple dejadez, de los agentes que act¨²an profesionalmente en un medio tan arriesgado en todos los sentidos como el narcotr¨¢fico. Sin olvidar la tentaci¨®n que acecha a las instancias encargadas de reprimirlo de cambiar tolerancia por informaci¨®n, droga por confidencias, y, de ese modo, pasar a convertirse casi en administradoras del negocio. El precedente de la brigada contaminada de Algeciras muestra que este peligro no es una quimera. No conjurarlo har¨ªa en gran medida est¨¦ril el empe?o puesto por el Estado y la sociedad en la lucha contra la droga.