Los d¨ªas de la ira
Crispaci¨®n y divisi¨®n en Fraga tras el apaleamiento a un grupo de magreb¨ªes
"La ciudad habla por s¨ª misma. Fraga limpia, cosa de todos". Este lema repartido por el Ayuntamiento de Fraga (Huesca) para sensibilizar a los vecinos sobre la necesidad de mantener limpias las calles hubiera pasado inadvertido si dos docenas de fan¨¢ticos no la hubieran emprendido a palos contra la colonia de magreb¨ªes. Los 22 implicados en el salvaje apaleamiento a un grupo de inmigrantes mientras dorm¨ªan en una arboleda quisieron echarlos a todos, pero s¨®lo consiguieron, adem¨¢s de herir a seis y acabar 13 de ellos en la c¨¢rcel, dividir al vecindario en dos.
Fraga, con unos 11.000 habitantes, es una localidad aragonesa de habla catalana situada a caballo entre Arag¨®n y Catalu?a. Su principal fuente de riqueza es la agricultura. La masiva llegada de norteafricanos, sobre todo argelinos ilegales, en las ¨²ltimas campanas de recolecci¨®n de fruta ha motivado el brote racista del pasado fin de semana.La Polic¨ªa Local lleg¨® a contar unos 700 inmigrantes, demasiados para la escasa oferta de trabajo. Los empresarios agr¨ªcolas, que no esconden su avidez al contratar a ¨¦sta mano de obra barata, se olvidan de facilitarles alojamientos dignos. Ello crea una situaci¨®n de marginaci¨®n y de rechazo entre la poblaci¨®n, que asocia su presencia con la inseguridad ciudadana.
El enfrentamiento entre vecinos y magreb¨ªes no fue algo espont¨¢neo. La crispaci¨®n se palpaba desde hac¨ªa semanas, pero nadie supo c¨®mo impedir un incidente tan anunciado. As¨ª, una noche de s¨¢bado, un grupo de j¨®venes conocidos por sus ideas ultraderechistas decidi¨® "escarmentar a los moros".
La sociedad civil de Fraga est¨¢ a¨²n convulsionada por este estallido de violencia, pero lo que m¨¢s ha dolido a quienes odian la xenofobia. ha sido el silencio de muchos y el apoyo a los agresores de un amplio sector de la poblaci¨®n. "Han hecho m¨¢s ellos en cinco minutos que el gobernador civil en meses", mascull¨® ante la televisi¨®n una de las 500 personas que se manifestaron la noche del mi¨¦rcoles para pedir la libertad de los 13 encarcelados por la agresi¨®n.
A la misma hora, el Comit¨¦ por la Paz de Fraga, integrado por diversos colectivos locales, se reun¨ªa para tratar de reconducir la situaci¨®n y pedir el restablecimiento de la gobernabilidad de la ciudad. El pr¨®ximo domingo se celebrar¨¢ una concentraci¨®n en la plaza de Espa?a de Fraga bajo el lema "Nunca m¨¢s; derechos humanos, reconciliaci¨®n y reconstrucci¨®n municipal".
El apaleamiento ha dividido a los fragatinos, que desde el lunes est¨¢n sin Gobierno municipal tras dimitir los 10 concejales del PSOE. El alcalde, Francisco Beltr¨¢n, quien ya hab¨ªa recibido amenazas de muerte por intentar buscar una soluci¨®n pac¨ªfica al conflicto, no pudo reprimir las l¨¢grimas al anunciar su dimisi¨®n.
A Beltr¨¢n, un hombre de s¨®lida formaci¨®n religiosa, le doli¨® tanto la reacci¨®n de su pueblo como la ineficacia demostrada por la Administraci¨®n central, especialmente la del gobernador civil de Huesca, Vicente Valero, a quien hizo responsable de los hechos. Por eso dimiti¨®. Valero se defendi¨® acusando a los vecinos y a los agricultores de Fraga de contrata r a temporeros ilegales.
Son las 2.35 del lunes. Han pasado dos d¨ªas desde la agresi¨®n. Un grupo de vecinos mira la televisi¨®n en el bar de la estaci¨®n de autobuses, mientras decenas de inmigrantes esperan la salida del autocar. En la pantalla, el magreb¨ª herido m¨¢s grave, Lounes Cherid, explica desde una habitaci¨®n del hospital Arnau de Vilahova, de L¨¦rida, c¨®mo fue apaleado. Algunos clientes gritan: "M¨¢s fuerte, m¨¢s fuerte te ten¨ªan que haber dado".
Pero hay un buen n¨²mero de fragatinos. que se sienten avergonzados por lo ocurrido y desaprueban la agresi¨®n, aunque no se atreven a manifestarse abiertamente contra el brote racista. "A ellos les tendr¨ªan que hacer lo mismo. A m¨ª casi me pegan en la tienda por decir que en Fraga hay mucho racismo", afirma Mari Carmen Maya, de 40 a?os.
La mayor¨ªa de los vecinos de Fraga coincide en tres puntos. Primero: hab¨ªa demasiados magreb¨ªes viviendo hacinados en el viejo campo de f¨²tbol. Segundo, que la violencia se ve¨ªa venir. Y tercero, que se pudo evitar.
El due?o del bar Acuario, punto de reuni¨®n de los magreb¨ªes, explica: "Lo que hacen a esta gente no pasaba ni en cuando los esclavos", reprocha. Otros prefieren callar porque, arguyen, "de moros estamos hartos".
[Los 13 detenidos por la agresi¨®n de magreb¨ªes emitieron ayer un comunicado desde la c¨¢rcel de Huesca en el que piden perd¨®n por lo ocurrido y asumen su responsabilidad por los hechos, informa Efe. Tambi¨¦n afirman que "jam¨¢s han albergado sentimientos racistas"].
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