Eslavos y magiares
La autora expone que Serbia y Eslovaquia amenazan con expulsar a la poblaci¨®n magiar (la mayor minor¨ªa nacional en Europa del Este) de sus territorios respectivos. Con ello, Hungr¨ªa puede verse involucrada en un conflicto que incrementar¨ªa a¨²n m¨¢s, las tensiones nacionales en la zona. La cordura debe imponerse ante una posible nueva crisis in¨²til y quiz¨¢s sangrienta.
Dos pa¨ªses diferentes, Serbia y Eslovaquia, vienen amenazando en las ¨²ltimas semanas con expulsar a la poblaci¨®n magiar que habita en sus territorios -unas 500.000 personas en la provincia serbia de Voivodina y otras 600.000 en el sur de Eslovaquia- y el l¨ªder eslovaco, Vlad¨ªmir Meciar, ha anunciado, adem¨¢s, su voluntad de concentrar las tropas del futuro Estado independiente en su frontera con Hungr¨ªa. Con ello se abre un nuevo frente de conflictos internacionales en un ¨¢rea que est¨¢ ya cargada de problemas y se involucra en ellos a Hungr¨ªa, un pa¨ªs que hasta ahora se hab¨ªa mantenido al margen de las tensiones nacionales de la zona.Previamente, en progresi¨®n desde 1989, Serbia y Eslovaquia han ido limitando los derechos culturales de las poblaciones magiares, y Serbia suprimi¨® ese a?o el autogobierno de la provincia de Voivodina. La autonom¨ªa cultural de los magiares est¨¢ tambi¨¦n amenazada en Rumania, donde habitan cerca de dos millones, gran parte de ellos en la regi¨®n de Transilvania.
En conjunto, la magiar constituye la mayor minor¨ªa nacional de Europa del Este, con m¨¢s de tres millones de personas dispersas en los pa¨ªses que rodean Hungr¨ªa, y ocupa territorios que pertenecieron a Hungr¨ªa en el pasado y que ¨¦sta perdi¨® tras la I Guerra Mundial y el Tratado de Trianon. La capital actual de Eslovaquia, Bratislava, Pozsony en h¨²ngaro, fue durante siglo y medio la sede de la Dieta h¨²ngara, en los siglos XVI y XVII, y la mayor parte del territorio eslovaco actual perteneci¨® durante siglos a la Corona h¨²ngara o fue administrado desde Budapest en la etapa del Imperio austro-h¨²ngaro. Igualmente, el territorio ahora rumano de Transilvania fue h¨²ngaro en esa etapa imperial, al igual que el serbio de Vaivodina.
Potencia dominante
Hungr¨ªa fue durante siglos la potencia dominante en la zona, con un desarrollo econ¨®mico y cultural superior al de los eslovacos, rumanos o eslavos del Sur; a la vez que intentaba independizarse de Viena, impon¨ªa la magiarizaci¨®n de los pueblos que gobernaba, neg¨¢ndoles los mismos derechos que reclamaba para s¨ª.
Desde el inicio de la transici¨®n a la democracia, en 1988, cuando los problemas nacionales dejaron de ser un tab¨², Hungr¨ªa no ha cesado de proclamar su voluntad de respetar las fronteras existentes y su renuncia a cualquier revisi¨®n de la soberan¨ªa territorial. A la vez, ha mostrado su inter¨¦s por defender los intereses culturales de las poblaciones de habla magiar en los pa¨ªses circundantes, aunque a veces haya hecho esto de forma poco afortunada. As¨ª, las declaraciones del actual jefe de Gobierno h¨²ngaro, el democristiano Jozsef Antall, al inicio de su mandato, en 1990, present¨¢ndose como el primer ministro de 15 millones de h¨²ngaros" -los 10 millones que habitan en el pa¨ªs m¨¢s los otros cinco que viven fuera-, provocaron la irritaci¨®n de los Estados vecinos y reavivaron el miedo al irredentismo de Budapest.
En cualquier caso, ni el recuerda hist¨®rico ni las ocasionales declaraciones extempor¨¢neas de alg¨²n dirigente h¨²ngaro pueden oscurecer el hecho de que Hungr¨ªa est¨¢ mostrando un escrupuloso acatamiento a los acuerdos de la CSCE (Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa), a la vez que mantiene el m¨¢ximo respeto a los derechos culturales de las minor¨ªas nacionales que habitan en su territorio. Estando as¨ª las cosas, ?qu¨¦ razones puede tener el eslovaco Vlad¨ªmir Meciar para amenazar de esta forma a la minor¨ªa h¨²ngara. de su pa¨ªs y a la propia Hungr¨ªa? Y, m¨¢s al Sur, ?qu¨¦ necesidad tiene el nacionalismo serbio de expulsar a la poblaci¨®n h¨²ngara?
Intransigentes y violentos
Tanto el eslovaco Meciar como el serbio Milosevic son comunistas reconvertidos al nacionalismo, y la historia de estos tres ¨²ltimos a?os, tanto en la antigua URSS como en la Europa del Este, muestra que estos nuevos patriotas son los m¨¢s intransigentes y violentos. Hay un abismo entre la actitud de los nacionalistas en el Gobierno que provienen de grupos de oposici¨®n, como el polaco Lech Walesa o el h¨²ngaro Jozsef Antall, y la de estos comunistas que han conseguido mantenerse en el poder inflamando el rencor por supuestos agravios nacionales.
No es cierto que el eslovaco Meciar abogue por una pol¨ªtica econ¨®mica diferente a la del checo Klaus y que por ello la disgregaci¨®n de Checoslovaquia sea inevitable. El eslovaco Meciar no tiene ninguna pol¨ªtica econ¨®mica digna de tal nombre; simplemente se ha erigido en defensor de los que se beneficiaron de la industria pesada socialista, ahora deficitaria, y pretende evitar que ¨¦sta se desmantele. Esta industria pe sada se concentra en Eslovaquia precisamente porque el Estado federal hizo un esfuerzo por modernizar esta parte del pa¨ªs, tradicionalmente m¨¢s atrasada que Bohemia y Moravia. Por el mismo motivo, y no por culpa de la pol¨ªtica econ¨®mica de Klaus, el desempleo es ahora mayor en Eslovaquia. La fabricaci¨®n de armas es el principal negocio eslovaco, en recesi¨®n en todo el mundo.
En econom¨ªa, los milagros no existen, y Meciar debe intuirlo. Cuando tenga su Estado independiente y su econom¨ªa en crisis, su liderazgo se encontrar¨¢ en dificultades. Aqu¨ª es donde aparece el enemigo h¨²ngaro, un elemento de distracci¨®n muy ¨²til, f¨¢cil de agitar porque descansa en recuerdos vivos, y cuya llama puede alimentarse o apagarse a voluntad seg¨²n vayan las cosas.
S¨®lo queda esperar que los organismos internacionales hagan comprender a Eslovaquia lo peligroso de esta actitud, y que Hungr¨ªa sepa controlar su inquietud. En caso contrario, nos encontraremos con un nuevo conflicto in¨²til y quiz¨¢ sangriento.
Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez es profesora de Ciencias Pol¨ªticas en la UNED.
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