Goebbels, en versi¨®n ¨ªntegra
El ultraderechista David Irving, falsificador de las memorias de Hitler descubre ahora en Mosc¨² los diarios del ministro de Propaganda nazi
Joseph Goebbels, narrado por s¨ª mismo: la primera versi¨®n completa de los diarios del ministro de Propaganda de Hitler fue encontrada en los archivos rusos en Mosc¨². Estuvieron all¨ª sin que se supiera durante 47 a?os. Los rusos no sab¨ªan de qu¨¦ se trataba hasta que los textos fueron examinados y autentificados recientemente por el historiador alem¨¢n Elke Frofflich, del Instituto de Historia Contempor¨¢nea de M¨²nich, considerado hoy como el m¨¢s importante experto mundial sobre Goebbels.
Aunque algunas partes de los diarios de Goebbels ya fueron publicadas anteriormente, este nuevo descubrimiento podr¨ªa aportar valiosos elementos de informaci¨®n sobre los l¨ªderes nazis durante los a?os de guerra.Lo que desconcierta, sin embargo, a los estudiosos del tema, es que la persona que examin¨® primero dicho material no es otra que David Irving, el historiador conocido como un apologista de Hitler. The Independent habl¨® con ¨¦l en los archivos de Mosc¨². Es el mismo Irving que llam¨® anteriormente la atenci¨®n del Sunday Times sobre los diarios de Hitler, que resultaron ser una falsificaci¨®n. No parece haber duda, sin embargo, de que en lo que se refiere a Goebbels, el material es aut¨¦ntico.
Goebbels escribi¨® virtualmente cada d¨ªa en su diario, desde el verano de 1924 hasta el 29 de abril de 1945, dos d¨ªas antes de que ¨¦l mismo y su mujer mataran a sus cinco hijos y se suicidaran en su bunker de Berl¨ªn. Varios vol¨²menes de este diario fueron publicados en el pasado, pero con importantes lagunas en lo que se refiere, por ejemplo, a 1938, el a?o de la anexi¨®n de Austria y la ocupaci¨®n de Checoslovaquia, y a 1944.
Peter Pulzer, profesor en la Universidad de Oxford y experto sobre el nazismo, dice: "Hay que acordarse de que los diarios de Goebbels fueron escritos con la idea de una publicaci¨®n posterior. No constituyen un testimonio espont¨¢neo y honesto de lo que pas¨®, y hay que saber, por tanto, leer entre l¨ªneas. Pero este material puede esclarecer muchos aspectos de las relaciones entre los l¨ªderes nazis".
Andrew Neil, el director del Sunday Times, afirma que los trozos in¨¦ditos de los diarios de Goebbels que piensa publicar aportan elementos nuevos sobre "los acontecimientos hist¨®ricos m¨¢s importantes de la ¨¦poca nazi". Respecto de la persona de Irving, a?ade: "Creo que entre su visi¨®n y la m¨ªa hay una distancia semejante a la del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Yo no aceptar¨ªa la interpretaci¨®n de una persona que afirma que Hitler no es responsable del holocausto. Pero lo que est¨¢ en juego es su capacidad de autentificar documentos. Es un t¨¦cnico en este campo, uno de los pocos que existen en este pa¨ªs, y lo utilizamos como tal". A?adi¨® que, con el precedente de los falsos diarios de Hitler en la mente, no publicar¨ªa nada cuya autenticidad no fuera comprobada por varias fuentes.
Un papel cuestionable
El papel de Irving, sin embargo, es criticado por la Biblioteca de Viena, el instituto con sede en Londres especializado en el holocausto. Su director adjunto, David Cesarini, dice: "David Irving neg¨® la existencia de las c¨¢maras de gas. Cualquier persona que trate con ¨¦l ser¨¢ contaminada por este hecho".El Sunday Times llev¨® a cabo en Mosc¨² una operaci¨®n ultrasecreta. Empez¨® un d¨ªa a las 9.30 en el Boulevard Smolensky, cuando una persona sali¨® de un hotel con un malet¨ªn negro y se subi¨® a un coche Volga negro, de los que utilizaban antes las autoridades oficiales comunistas. Despu¨¦s de un trayecto de 20 minutos, lleg¨® a la parte norte de la capital rusa, en un barrio residencial donde el Gobierno instal¨®, en los a?os treinta, los archivos del Gobierno central sovi¨¦tico. A las diez en punto entr¨®.
El hombre era David Irviving el historiador brit¨¢nico, encargado de una misi¨®n muy concreta por Andrew Neil, el director del Sunday Times: encontrar las partes que faltaban de los diarios de Goebbels, que, seg¨²n Irving unos historiadores alemanes
hab¨ªan descubierto en unos archivos olvidados de Mosc¨².
Investigador infatigable
Por un lado Irving era la persona indicada para esta tarea. El es un investigador incansable de ¨¦poca nazi y busca los diarios de sus secuaces desde Europa a Oriente Pr¨®ximo y a Latinoam¨¦rica. Este hijo de un oficial de la Marina brit¨¢nica habla alem¨¢n casi mejor que ingl¨¦s y puede descifrar manuscritos germ¨¢nicos mejor que cualquier historiador. Es, a sus 54 a?os, un hombre obsesionado por su trabajo, con una energ¨ªa sin l¨ªmite.Pero no es un historiador com¨²n. Es un h¨¦roe de la extrema derecha por sus escritos. La tesis de su libro La guerra de Hitler publicado por primera vez 1977, es que Himmler mat¨® a jud¨ªos sin que Hitler se enterara y que este ¨²ltimo, por tanto, ha sido injustamente difamado.
Irving ha utilizado su prodigiosa energ¨ªa para intentar cuestionar la idea misma del holocausto. Viaj¨® por todas partes para propagar su mensaje. El pasado invierno estuvo en Toronto (Canad¨¢) para apoyar a una persona que hab¨ªa sido llevada a juicio por negar la existencia del holocausto. En Hamburgo asegur¨® que dentro de dos a?os "estos cuentos de las matanzas colectivas en los campos de Auschwitz, Majdenek y Treblinka que nunca ocurrieron, ya se dar¨¢n por descartados".
?Puede un hombre as¨ª ser el que ayude a conseguir los diarios personales in¨¦ditos de uno de m¨¢s pr¨®ximos asesores de Hitler? ?Puede un hombre as¨ª renunciar a la tentaci¨®n de utilizar este material con el fin de reforzar sus propias tesis en vez de ayudar a que se complete el conocimiento de lo que fue la ¨¦poca nazi? ?s son sin duda preguntas dificiles que se plantean al Sunday Times.
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