Macedonia, ante los malos augurios
La rep¨²blica ex yugoslava afronta un futuro dif¨ªcil, entre dos fronteras adversas
Los macedonios almacenan v¨ªveres duraderos para afrontar las penurias econ¨®micas -consecuencia de la desintegraci¨®n yugoslava, embargo internacional a Serbia y Montenegro, el boicoteo griego y la ausencia del reconocimiento internacional- y para sobrevivir a una posible guerra. "Creo que la guerra es inevitable", dice Vera economista desempleada, pero no sabe precisar contra qui¨¦n ser¨¢ el conflicto b¨¦lico.
"Me dan miedo los extremistas serbios de Vojislav SeseIj", subraya Vera, pero desconf¨ªo tambi¨¦n de los autonomistas albaneses, cuyo destino pol¨ªtico esta vinculado a Kosovo y Albania. Skopje es una de las m¨¢s grandes ciudades macedonias: de los 600.000 habitantes, m¨¢s de 100.000 son albaneses. Concentrados en las barriadas incrustadas entre los rascacielos construidos despu¨¦s del temblor catastr¨®fico en 1963, escondidos detr¨¢s de los alt¨ªsimos muros, los albaneses cuidan celosamente de sus tradiciones llevando una vida paralela a la macedonia.Macedonia no forma parte de la nueva Yugoslavia, pero tampoco ha obtenido la luz verde de la Comunidad Europea para entrar en Europa. El veto griego ha minado la solicitud macedonia a formar parte de la familia europea, pese al dictamen de la comisi¨®n de arbitraje de la Comunidad Europea, que dio el visto bueno a la independencia de esta rep¨²blica. Atenas argumenta que nadie puede usurpar el nombre griego Makedonia para nombrar as¨ª a un Estado independiente.
Macedonia es la tierra de todos y de nadie. Los sitios arqueol¨®gicos Heraclea y Stobi -el primero conquistado por Felipe II de Macedonia, padre de Alejandro Magno; el segundo, capital de la Macedonia secunda, creada despu¨¦s de la divisi¨®n del Imperio Romano- recuerdan un pasado glorioso antes de la llegada de las tribus eslavas en el siglo VI. Atenas evoca este periodo hist¨®rico para monopolizar el uso del nombre Makedonia.
Numerosos monasterios construidos por los bizantinos, griegos, b¨²lgaros y serbios antes de la invasi¨®n otomana, entre los siglos X y XIV, conservan hasta hoy en d¨ªa el esplendor arquitect¨®nico original y exhiben los magn¨ªficos ejemplos de la pintura mural: frescos.
La primera universidad
Clemente, disc¨ªpulo de Cirilo y Metodius, portador de la cultura eslava, fund¨® en Ohrid, en el siglo XI, la primera universidad. Ohrid fue escogida por el zar b¨²lgaro Samuel como capital de su gran imperio. El emperador serbio Dusan lleg¨® en el siglo XIV hasta el puerto de Sal¨®nica, estableciendo Skopje como la capital de la gran Serbia. Bajo Samuel, Ohrid fue la sede del obispado griego ortodoxo. Actualmente, la primacia de la Iglesia ortodoxa macedonia, proclamada en 1967, no es reconocida ni por Serbia ni por las autoridades ortodoxas en Constantinopla.
Los griegos, romanos, b¨²lgaros, serbios, turcos, macedonios y tantas otras etnias dejaron sus huellas materiales en el suelo macedonio: ciudades antiguas, monasterios, fortalezas, mezquitas, bazares, trajes nacionales, idiomas, especialidades culinarias, ritmos musicales.
"No tenemos un pasaporte que reconozca nuestra identidad", afirma Goran Stefanovski, dramaturgo de prestigio cuyas obras han sido escenificadas desde Mosc¨² hasta Londres. "El mundo no admite nuestra diferencia", sostiene Stefanovski, relatando la experiencia de un personaje de su obra que se quita distintas prendas de ropa en busca d¨¦ la indentidad mientras ve c¨®mo los monjes serbios, b¨²lgaros y griegos modifican el monasterio de su pueblo. Stefanovski tiene parientes en Serbia, Bulgaria, Rumania y, por supuesto, en Macedonia. No por ello duda de su nacionalidad macedonia. Stefanovski escribe en macedonio literario, idioma sistematizado en 1945 por Blaze Koneski, pero existente desde hace siglos como una lengua oral. El macedonio es una mezcla de b¨²lgaro y serbio con distinciones propias.
La divisi¨®n de 1913
Desde las guerras balc¨¢nicas, en 1912 y 1913, que marcaron el fin del Imperio Otomano, los b¨²lgaros y los serbios han tenido pretensiones pol¨ªticas, territoriales y culturales hacia Macedonia. Un tratado de 1913 dividi¨® el territorio de Macedonia en tres partes: un 39% fue incorporado a Serbia; un 51 %, a Grecia; un 9%, a Bulgaria, y un 1%, a Albania. Actualmente, la composici¨®n ¨¦tnica de las tres Macedonias es distinta.
Entre las dos guerras, Macedonia form¨® parte de la Serbia del Sur. El mariscal Tito les otorg¨® a los macedonios en 1945 el derecho a la propia rep¨²blica y la propia nacionalidad.
La desaparici¨®n de la Yugoslavia socialista renov¨® las aspiraciones nacionales macedonias, iniciadas en el siglo XIX, para consolidar su Estado y cultura propios. Al mismo tiempo, renacieron las antiguas rivalidades pol¨ªticas. "El problema de Macedonia no es yugoslavo, es balc¨¢nico", precisa Kole Casule, escritor de 71 a?os, uno de los 17 j¨®venes que iniciaron la revoluci¨®n en contra de la ocupaci¨®n alemana y la b¨²lgara durante la II Guerra Mundial.
Escindida de Yugoslavia, Macedonia se convirti¨® en el problema balc¨¢nico y europeo. Serbia reconoce la naci¨®n macedonia, pero no el Estado independiente; Bulgaria reconoce el Estado independiente, pero no la naci¨®n macedonia. Grecia no reconoce ni el Estado ni la naci¨®n.
Albania titubea entre las declaraciones favorables al reconocimiento y las aspiraciones de los albaneses en Macedonia, unos 450.000 sobre la poblaci¨®n de 2,1 millones, que desean su propia autonom¨ªa.
Los nacionalistas macedonios, agrupados en el partido VMRO-DPMNE, sostienen que los albaneses son una minor¨ªa ¨¦tnica; el Partido de Prosperidad Democr¨¢tica (alban¨¦s) afirma que los albaneses son una naci¨®n constituyente de Macedonia. Los programas de radio y televisi¨®n en alban¨¦s, adem¨¢s de la ense?anza en la escuela primaria en este idioma, no bastan a los dirigentes pol¨ªticos albaneses. Ellos exigen la ense?anza universitaria en alban¨¦s y el biling¨¹ismo a nivel de Estado. El VMRO-DPMNE abandon¨® su programa maximalista de la ¨¦poca electoral, exigiendo la uni¨®n de la Macedonia griega, b¨²lgara y la yugoslava. Sin embargo, las autoridades griegas recuerdan las palabras del expansionismo macedonio pronunciadas durante la campa?a. Este partido tiene 36 de los 120 esca?os parlamentarios.
"El nombre de macedonios lo llevamos desde hace siglos", explica el presidente Kiro Gligorov. Lo tenemos como residentes de un ¨¢rea geogr¨¢fica y as¨ª diferimos de los pueblos vecinos, los serbios y los b¨²lgaros, quienes siempre han querido dominarnos. El cambio del nombre revitalizar¨ªa las pretensiones expansionistas". Por otra parte, la demora en el reconocimiento internacional de Macedonia puede desestabilizar la situaci¨®n pol¨ªtica interna, seg¨²n el presidente.
Macedonia teme que un posible conflicto b¨¦lico en Kosovo pueda afectar a la zona occidental, regi¨®n con mayor¨ªa albanesa. El Gobierno de Skopje demostr¨® su intenci¨®n de mantener una postura de fuerza al enviar 850 polic¨ªas al pueblo de Radoliste para incautar las armas del supuesto Ej¨¦rcito de la rep¨²blica Iliria (rep¨²blica albanesa en el territorio de Macedonia) pero encontr¨® tan s¨®lo unas pocas docenas de fusiles.
Por otra parte, las im¨¢genes de la guerra en Bosnia suscitan el miedo de que Serbia decida en un momento dado enviar sus tropas a la ¨²nica rep¨²blica cuya proclamaci¨®n de independencia en octubre pasado transcurri¨® sin una sola gota de sangre.
Sin una gota de sangre
El presidente Kiro Gligorov, miembro de la antigua nomenclatura comunista, ha mostrado una astucia y tolerancia inhabituales en los pol¨ªticos balc¨¢nicos al abordar la crisis yugoslava. Macedonia estaba dispuesta a todas las opciones pol¨ªticas -federaci¨®n, confederaci¨®n e independencia-, siempre y cuando la decisi¨®n fuera un¨¢nime entre las seis rep¨²blicas de la antigua Yugoslavia.
Pero la ausencia del nacionalismo e independentismo militante no ha disminuido los problemas de las autoridades pol¨ªticas. Macedonia fue la ¨²ltima rep¨²blica yugoslava en introducir su propia moneda, el denar, con s¨®lo 28 millones de d¨®lares en el Banco Central. Los aduaneros macedonios que aplican las sanciones econ¨®micas contra de Serbia, perjudicando m¨¢s a su propio pa¨ªs, llevan los mismos uniformes que los serbios y leen los mismos peri¨®dicos de Belgrado. Los retratos del mariscal Tito siguen adornando las tiendas y algunas oficinas.
El aislamiento internacional impide el acceso a las instituciones pol¨ªticas y financieras internacionales, en ausencia de los fondos para comprar la materia prima, est¨¢ provocando un grave colapso econ¨®mico. Los 170.000 parados se mantienen gracias a la econom¨ªa gris.
Grecia proh¨ªbe la circulaci¨®n de los camiones matriculados en Macedonia, sin disimular su animadversi¨®n hacia este pa¨ªs.
A ello hay que a?adir las dificultades generales de transporte, que han impedido la llegada en buenas condiciones de los productos agr¨ªcolas destinados al mercado occidental; los problemas en la industria sider¨²rgica y qu¨ªmica, y la galopante inflaci¨®n. Un panorama de malos augurios para la rep¨²blica tradicionalmente m¨¢s pobre de la antigua Federaci¨®n Yugoslava. "Tenemos que aguantar hasta el final; no hay alternativas", dice Denko Maleski, el ministro de Exteriores de Macedonia.
Tomates podridos, uvas en rebajas
La econom¨ªa macedonia lucha por sobrevivir en un ambiente de doble aislamiento: la ausencia del reconocimiento Internacional de la ex rep¨²blica yugoslava impide el acceso a las instituciones financieras y a los mercados internacionales; el embargo internacional a Serbia, aplicado por Macedonia, y el bloqueo de Grecia clausuran f¨ªsicamente el n¨²cleo de los Balcanes.M¨¢s de un 70% de la econom¨ªa estaba vinculada a Serbia, tanto para absorber las exportaciones como para el transporte. En espera del reconocimiento internacional, el Gobierno de Skopje introdujo el embargo econ¨®mico a Serbia, en su propio perjuicio. Carente de divisas frescas, las empresas macedonias est¨¢n ante la quiebra o han cerrado, incapaces de comprar la materia prima necesaria para sostener la industria sider¨²rgica, la qu¨ªmica y la textil, representando esta ¨²ltima un 31% de la producci¨®n industrial.
Las ventajas comparativas de la agricultura macedonia -tomates y verduras primaverales- no sirven ante el aumento de las distancias que provoca la necesidad de orillar el territorio serbio. El transporte se realiza a trav¨¦s de Bulgaria, Rumania y Hungr¨ªa. La uva dulce, ingrediente de los mejores vinos eslovenos de la antigua Yugoslavia, se vende a precios de rebaja , directamente a los compradores alemanes. Las latas importadas de Rusia y las cerillas b¨²lgaras sustituyen a los productos de las antiguas rep¨²blicas yugoslavas.
El petr¨®leo llega, con dificultad. No hay cisternas propias y las ¨²nicas v¨ªas de acceso son inadecuadas: el puerto alban¨¦s de Durres no dispone de las facilidades para el transporte de hidrocarburos; no existen las conexiones ferroviarias con Bulgaria y Rumania.
La compa?¨ªa a¨¦rea local Palair, con los aviones y las tripulaciones contratadas en Bulgaria, tiene problemas para comprar queroseno y mantener los vuelos hacia las ciudades europeas, ¨²nica v¨ªa de transporte r¨¢pido al exterior, desde el bloqueo del espacio a¨¦reo yugoslavo.
Para impedir que los ciudadanos derrochen las pocas divisas existentes, el Gobierno introdujo una penalizaci¨®n de 30 marcos alemanes por cada viaje al extranjero. Los marcos se compran en el mercado negro. El bono que sirve de moneda macedonia, el denar, no es convertible. Pero el sueldo promedio de 100 marcos hace imposible que una familia de cuatro se desplace al exterior.
Los 170.000 parados (la mano de obra es de 450.000) no amenazan todav¨ªa con una explosi¨®n social: la econom¨ªa gris representa el sost¨¦n de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, junto con los miles de macedonios emigrados a Australia.
Los due?os de restaurantes y hoteles en Ohrid, un bell¨ªsimo lago y el principal centro tur¨ªstico junto a la frontera albanesa, no saben si tendr¨¢n turistas este verano. "Los pol¨ªticos yugoslavos ven¨ªan aqu¨ª a resolver la situaci¨®n pol¨ªtica", dice Mirce, due?o del restaurante frente a la iglesia Santa Sof¨ªa, en Ohrid. "Mire, ahora tenemos la guerra y ni un solo turista".
Sal¨®nica, la otra cara de la moneda
"Skopje nunca ha estado en Macedonia", asegura Konstantin Vavuskos, presidente de la Sociedad de Estudios Macedonios en Sal¨®nica, ense?ando en el mapa que Macedonia abarcaba tan solo una franja meridional del territorio de la antigua rep¨²blica yugoslava, bajo el mismo nombre."No hay dos verdades sobre la cuesti¨®n macedonia", es categ¨®rico el profesor, negando el derecho a los vecinos del Norte a utilizar el nombre Macedonia como un Estado independiente.
La cuesti¨®n macedonia, es decir, la osad¨ªa de las autoridades de Skopje a exigir el reconocimiento internacional bajo este nombre, despert¨® encendidas pasiones en Grecia. Un mill¨®n de personas particip¨® en la manifestaci¨®n patri¨®tica en Sal¨®nica, convocada en febrero pasado, para protestar en contra de la decisi¨®n en Skopje de utilizar el nombre Macedonia.
La oficina de prensa del Ministerio de Macedonia y Tracia, con sede en Sal¨®nica, ofrece numerosas publicaciones, reci¨¦n impresas, acerca de la falsificaci¨®n de la historia macedonia por los historiadores en Skopje. Hasta la Asociaci¨®n de Productores de Az¨²car financi¨® un panfleto sobre el tema. "En Macedonia todos somos griegos. Nadie habla otro idioma", explica el se?or Gutzomitros, encargado de prensa en el ministerio.
A pocos metros de su oficina, los residentes en Sal¨®nica siguen utilizando, sin embargo, el nombre eslavo para una de las plazas centrales: Vardar. M¨¢s a¨²n, en los pueblos y sobre todo en Florina la poblaci¨®n eslava sigue hablando un dialecto local, mezcla del b¨²lgaro y macedonio de Skopje.
Parisis Atanasios, miembro de la minor¨ªa eslava y activista del Partido Verde recuerda que despu¨¦s de la guerra civil en Grecia y de la huida de muchos eslavos hacia el Norte, estaba prohibido hablar el dialecto eslavo. "La polic¨ªa multaba a los que se atrevieran a hablarlo en sus casas. Nosotros ten¨ªamos dos nombres: el eslavo y el griego. Uno para el uso interno y otro para las autoridades". Hoy en d¨ªa no hay represi¨®n, pero "la gente se averg¨¹enza de hablar el idioma eslavo", sobre todo los j¨®venes en las ciudades asimiladas a la cultura griega.
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