Operaci¨®n necesaria
TERRA LLIURE, la organizaci¨®n terrorista catalana enterrada oficialmente por sus dirigentes en julio de 1991 despu¨¦s de 12 a?os de penosa existencia, se resiste a desaparecer. Quienes entonces se opusieron a la autodisoluci¨®n han perpetrado una decena larga de atentados en un a?o. Su metodolog¨ªa ha sido, afortunadamente, tan pedestre como la de sus antecesores: una bombona de c¨¢mping-gas y cloratita. Sus objetivos, igualmente an¨¢rquicos: desde oficinas de Banesto -banco oficial de los JJ OO de Barcelona- hasta locales del Instituto Nacional de Empleo. La ¨²ltima aventura de los grup¨²sculos. que pretenden mantener viva las siglas de Terra Lliure lleva buen camino: los tres artefactos que colocaron fueron desactivados y 29 personas han sido detenidas. Era una operaci¨®n necesaria por parte de la Guardia Civil a escasos d¨ªas de que empiecen dichos Juegos. Hubiera rozado el es perpento que, en un momento en el que ETA parece haber perdido enteros como amenaza potencial a la gran cita barcelonesa, un microsc¨®pico grupo de iluminados, cuya deficiente organizaci¨®n interna debe ser forzosamente permeable a las fuerzas de seguridad, pudiera ensombrecer uno de los mayores compromisos internacionales de Espa?a en este siglo.Las detenciones, ordenadas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n, no se han limitado, al parecer, a las personas directamente sospechosas de la colocaci¨®n de artefactos en fechas recientes. Han incluido tambi¨¦n a algunos militantes, e incluso a un dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), partido que rechaza expresamente la violencia para la obtenci¨®n de sus objetivos independentistas. La protesta airada de la propia ERC y de otros medios del radicalismo nacionalista, a la que se ha a?adido Iniciativa per Catalunya y las juventudes de Converg¨¨ncia, entrar¨ªa ¨²nicamente en el terreno de lo sorprendente si los hechos no fueran mucho m¨¢s graves. Acusar a la polic¨ªa y al juez de persecuci¨®n contra el independentismo, comparar la Audiencia Nacional con el Tribunal de Orden P¨²blico del franquismo o evocar los viajes de Franco a Catalu?a y las consiguientes detenciones de personalidades de la oposici¨®n, es una forma f¨¢cil de intentar mezclar violencia e ideas pol¨ªticas, que s¨®lo puede perjudicar, precisamente, a quien la practica. Si el juez Garz¨®n cree conveniente interrogar a sospechosos de acciones violentas que abandonaron Terra Lliure hace unos meses o un par de a?os, con vistas a esclarecer unos delitos y prevenir la realizaci¨®n de otros, nadie en su sano juicio y desde las filas de la democracia puede oponerse: el juez est¨¢ s¨®lo in vestigando, y es ¨¦l, y no otros, quien deber¨¢ sentenciar o exculpar, a menos que se quiera mostrar alg¨²n tipo de complacencia o benevolencia con quienes se dedican a sembrar el terror.
De otra parte, recordar que los disidentes de Terra Lliure son num¨¦ricamente insignificantes, como nulo es su apoyo social, y que se trata de lamentables aprendices de terrorista sirve de muy poco y no debe llevar a bajar la guardia en la represi¨®n de los violentos, pues sigue existiendo el riesgo de que cualquier iluminado, bomba en ristre, trate de llamar la atenci¨®n de la comunidad internacional. De que intente aprovechar la convocatoria ol¨ªmpica, y la comprensi¨®n de algunos sectores de opini¨®n para hacer creer al mundo que cuando el r¨ªo suena... es porque algo extra?o sucede en Catalu?a. Algo sobre lo que deber¨ªan reflexionar quienes se muestran tan ben¨¦volos con los violentos y quienes -por fortuna, de forma pac¨ªfica y democr¨¢tica- apuestan est¨²pidamente por la campa?a paraol¨ªmpica del Freedom for Catalonia, como si Catalu?a no tuviera ya libertad y como si la Constituci¨®n, el Estatuto y la Generalitat fueran el enemigo de los catalanes en vez de sus instrumentos.
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