Nuestro primer superatleta
Indur¨¢in, efectivamente, los puso a todos en fila. Alter¨® el orden de la clasificaci¨®n a su capricho y demostr¨® a los impacientes c¨®mo estaba controlando la carrera desde que el Tour tom¨® la salida en San Sebasti¨¢n. Si un director dispone de un corredor apto para ser cuatro segundos por kil¨®metro m¨¢s r¨¢pido que el mejor de sus opositores en la contrarreloj y adem¨¢s est¨¢ capacitado para seguir cualquier rueda en la monta?a, ?qu¨¦ estrategia debe seguir? Indur¨¢in no necesita correr en funci¨®n de los dem¨¢s ni satisfacer las demandas de alg¨²n cronista anclado en la soberbia. El Tour de Indur¨¢in empezaba en Luxemburgo, justo donde parece haber concluido el de los dem¨¢s.El pelot¨®n disputa ahora el Tour de Indur¨¢in justo a las 24 horas de que el diario L'Equipe, especialmente oportuno cuando se trata de juzgar a los espa?oles, situara al navarro como un valor a la baja. Le descartaban algunos especialistas a la vista de los acontecimientos que han rodeado la primera semana de carrera y la presunta pasividad del equipo Banesto a la hora de ponerse a los mandos del gran grupo. Es curioso c¨®mo Indur¨¢in sigue siendo un perfecto desconocido fuera del reducido entorno de su equipo.
Ech¨¢varri difunde a diario, sin conseguirlo, la idea de que estamos ante un l¨ªder especialmente generoso que no trata de coartar la iniciativa de nadie mientras no vaya directamente contra sus intereses. La autoridad que impone Indur¨¢in en el pelot¨®n nada tiene que ver con la de Hinault, por poner un ejemplo. Hinault, como Merckx, gustaba de la prepotencia: se colocaba su corona regia, extend¨ªa su capa amarilla y ordenaba a sus huestes que impidieran cualquier movimiento que se produjera en el horizonte. Hinault odiaba mirar hacia atr¨¢s. Lideraba el pelot¨®n cuando las c¨¢maras de televisi¨®n comenzaban a respirar y dejaba por sentado que, delante de ¨¦l, s¨®lo cab¨ªa el infierno en directo.
Indur¨¢in es muy diferente. Est¨¢ a punto de inaugurar una ¨¦poca y sugiere un dominio dialogante. Reserva para s¨ª mismo las contrarrelojes, victorias que se suceden sin interrupci¨®n desde hace dos anos, y regala todo lo dem¨¢s. Ning¨²n competidor, a ciencia cierta, puede hacerle serios reproches. Cient¨ªficamente hablando, este corredor es superior, su capacidad f¨ªsica no resiste la comparaci¨®n con sus oponentes. Pero no abusa de ello: estudia sus objetivos y cumple con ellos. S¨®lo la estrategia puede entorpecer su camino. Ahora bien, habr¨¢ que inventar esa estrategia.
E Indurain inaugura un nuevo molde en el deporte espa?ol. No necesita la astucia ni de una infancia con necesidades. Es un superatleta. Nuestro primer superatleta. Y est¨¢ a punto de ser el m¨¢s grande entre nuestros grandes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.