La convenci¨®n dem¨®crata comienza en Nueva York con el objetivo de olvidar divisiones internas
Hartos de perder elecciones, los dem¨®cratas no quieren convertir la convenci¨®n nacional que ayer iniciaron en Nueva York en un foro de pol¨¦mica entre las corrientes internas M partido, sino en la plataforma que lleve a sus candidatos hacia la Casa Blanca. Coincidiendo con las horas de apoteosis del Partido Dem¨®crata, que ha oscurecido por unos d¨ªas a sus principales rivales, Bill Clinton vive, seg¨²n revelan las encuestas, el momento m¨¢s dulce de su carrera hacia la presidencia. Hoy nadie podr¨ªa decir que este partido que se re¨²ne en el m¨ªtico Madison Square Garden lleva doce a?os apartado del poder. Hoy todo el mundo parece dem¨®crata en Nueva York y, por lo que reflejan los medios de comunicaci¨®n, en el resto de Estados Unidos.
Hoy da la impresi¨®n de que, adem¨¢s de Bill Clinton, s¨®lo existe un se?or que pesca en Kennebunkport, llamado George Bush, y un millonario de mal genio y poco tacto con los negros, que responde al nombre de Ross Perot.El asno que ha simbolizado al Partido Dem¨®crata a lo largo de un siglo y medio de existencia sonr¨ªe hoy con desconocido optimismo al iniciarse la gran fiesta de la democracia norteamericana. El triunfalismo se ha apoderado de la oposici¨®n, que cree que, ahora s¨ª, ha encontrado con Clinton y Al Gore, el candidato a la vicepresidencia, la combinaci¨®n ganadora.
Una encuesta elaborada por el diario The New York Times y la cadena de televisi¨®n CBS demuestra que la popularidad de Clinton no ha cesado de crecer desde hace un mes. Aunque est¨¢ todav¨ªa tres puntos por debajo del presidente George Bush, el candidato dem¨®crata ha superado ya al millonario Ross Perot. Los agoreros -o los m¨¢s realistas- dir¨¢n que Michael Dukakis disfrutaba de mejores sondeos hace cuatro a?os. Pero la diferencia fundamental es que Bush no ten¨ªa entonces un ¨ªndice de desaprobaci¨®n de su gesti¨®n superior al 50%.
El hundimiento de Bush
El gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, que ser¨¢ ma?ana el encargado de designar oficialmente a Clinton como candidato del partido, ha anticipado que los tres meses y medio de campa?a que restan hasta las elecciones se encargar¨¢n de confirmar el hundimiento de Bush porque, seg¨²n ¨¦l, el presidente "no tiene nada positivo que ofrecer".
Cuando Bill Clinton gan¨®, hace poco m¨¢s de un mes, las elecciones primarias de California, que le daban los delegados suficientes para la nominaci¨®n, casi todos cre¨ªan que esta convenci¨®n ser¨ªa un calvario para el joven gobernador de Arkansas. La mitad de los votantes dem¨®cratas confesaban entonces que hubieran preferido otro candidato, y se vaticinaban, para la cumbre de Nueva York, las borrascas habituales de las reuniones entre los dirigentes de la oposici¨®n.
No parece que vaya a ser as¨ª. Por el contrario, esta convenci¨®n parece destinada a facilitar el paseo triunfal para la pareja Clinton-Gore, que espera salir de Nueva York con el refrendo de un partido unido y lo suficientemente reformado para ganarse el derecho de la presidencia. Clinton y Gore pretenden hacer "un Partido Dem¨®crata a su propia blanca, masculina, moderada, joven, tierna y ambigua imagen", escribe The New York Times.
Bill Clinton prepara estos d¨ªas con cuidado lo que ser¨¢ el discurso m¨¢s importante de su carrera pol¨ªtica, el que tiene que pronunciar el ¨²ltimo d¨ªa de la convenci¨®n, el pr¨®ximo jueves, para aceptar formalmente la candidatura y exponer su programa gubernamental de centro.
Ambiciones de victoria
Los 5.000 delegados de todo el pa¨ªs presentes en el que fue el templo de los grandes campeones de los pesos pesados de la historia del boxeo norteamericano est¨¢n unidos por el sentimiento de que, si las transformaciones que Clinton pretende hacer encuentran demasiada resistencia en la convenci¨®n, los ¨²nicos derrotados ser¨¢n las ambiciones de victoria del partido.
En esta convenci¨®n se escuchar¨¢n, sin duda, las opiniones disonantes de los viejos liberales de siempre -entre ellos la del dirigente negro Jesse Jackson, que ha aceptado la candidatura oficial a rega?adientes. Tambi¨¦n se oir¨¢n propuestas a¨²n m¨¢s conservadoras que, las que llevan Clinton y Gore, como son los plantemientos de Paul Tsongas. Pero no habr¨¢ espacio para la discrepancia abierta: Jerry Brown, que se gan¨® en las primarias el respaldo de 600 de los delegados asistentes, se ha dedicado a pronunciar discursos en las calles de Nueva York, porque no se le ha reservado hora en la tribuna principal de oradores.
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