Los dem¨®cratas recuperan con Clinton el sue?o de reconquistar la presidencia de Estados Unidos
El Partido Dem¨®crata ha vuelto a nacer en el Madison Square Garden de Nueva York. Una generaci¨®n de pol¨ªticos representada por la energ¨ªa de Jesse Jackson, la tradici¨®n de Edward Kennedy y la magia de Mario Cuomo entreg¨® ayer el testigo a un hombre de 45 a?os nacido en Hope (esperanza, en ingl¨¦s), en el seno de una familia humilde del peque?o Estado de Arkansas, que se propone conducir a su partido a la Casa Blanca. Con Clinton, los dem¨®cratas, unidos ahora en el mismo sue?o, acarician de nuevo la posibilidad del triunfo.
Cuando a las 10.54 minutos de la noche del mi¨¦rcoles los delegados del Estado de Ohio dieron los votos que convert¨ªan oficialmente a Clinton en el candidato de su partido a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, una sola idea inund¨® la sala de la convenci¨®n: ha llegado la hora de la victoria.Este clima triunfalista se ha reflejado inmediatamente en las encuestas. La que ha publicado el diario The Washington Post y la cadena de televisi¨®n ABC daba a Clinton el 45% de expectativa de voto, sobre 28% para George Bush y 20% para Ross Perot, que ayer se retir¨® de la carrera presidencial. Curiosamente ese margen del 17% de ventaja, la mayor alcanzada por ning¨²n candidato desde que empez¨® esta carrera electoral, es la misma que separaba a Michael Dukakis de George Bush hace cuatro a?os, pero el ganador fue el actual presidente.
Con estos resultados en la mano, George Bush se fue a pescar a Wyoming con su gran or¨¢culo, el secretario de Estado, James Baker, en el que todav¨ªa se piensa para acudir al rescate de la campa?a electoral del presidente.
Mientras tanto, Bill Clinton, que segu¨ªa las votaciones de la convenci¨®n en un restaurante cercano junto con su esposa, Hillary, y su hija, Chelsea, se abraz¨® a su familia al conocerse oficialmente su victoria. Despu¨¦s, los tres se fueron caminando hacia el Madison Square Garden, donde ca¨ªan confetis plateados, una orquesta interpretaba marchas festivas e inequ¨ªvocamente americanas y los cerca de 5.000 delegados presentes gritaban:
?Queremos a Bill! ?Queremos a Bill!".
"Las reglas de la convenci¨®n exigen que mi discurso de aceptaci¨®n sea ma?ana [en la madrugada de hoy para el lector], pero hace 32 a?os otro joven candidato que tambi¨¦n pretend¨ªa hacer resurgir este pa¨ªs vino a la convenci¨®n a decirles simplemente gracias". Clinton se refer¨ªa, por supuesto, a John F. Kennedy.
La ¨²nica esperanza
La presentaci¨®n formal de la candidatura de Clinton corri¨® a cargo de la mejor voz del partido, la del gobernador del Estado de Nueva York, el ¨²nico pol¨ªtico de Estados Unidos a quien se conoce por su nombre de pila, Mario, Mario Cuomo.
Mitad tenor, mitad actor, 100% pol¨ªtico, el gobernador Cuorno present¨® a Clinton como "la ¨²nica esperanza para el cambio, una nueva voz para un nuevo Estados Unidos".
En un discurso magistral en el que traz¨® un panorama desastroso sobre la situaci¨®n del pa¨ªs y acudi¨® a toda clase de met¨¢foras para parodiar la gesti¨®n de George Bush, Cuomo dijo: "La nave del pa¨ªs est¨¢ a la deriva. La tripulaci¨®n lo sabe, los pasajeros lo saben, s¨®lo el capit¨¢n del barco parece no saberlo. El capit¨¢n sigue pensando que la nave puede ser salvada por los designios misteriosos de un invisible dios econ¨®mico que surge c¨ªclicamente. Yo estoy hoy aqu¨ª para ofrecerles un nuevo capit¨¢n con un nuevo curso".
Mario Cuomo repiti¨® en varias ocasiones que ¨¦ste tiene que ser el momento del triunfo para el Partido Dem¨®crata. "No podemos permitirnos fallar otra vez. No podemos permitirnos equivocarnos de nuevo a la hora de hacer llegar nuestro mensaje al conjunto de la naci¨®n".
Al mismo tiempo el gobernador de Nueva York, que ha sido durante mucho tiempo la gran esperanza de los sectores liberales del partido, alert¨® contra los intentos de "traicionar los principios dem¨®cratas" y critic¨® la pol¨ªtica conservadora que ha hecho que "en poco tiempo, este pa¨ªs pasase de ser el principal vendedor, el principal prestador, a ser el principal deudor del mundo".
Cuomo destac¨® las virtudes personales y pol¨ªticas de Bill Clinton, como minutos antes hab¨ªa hecho en el mismo escenario el senador Edward Kennedy, como el d¨ªa anterior hab¨ªan hecho Jesse Jackson v Jimmv Carter, y como el mismo mi¨¦rcoles hab¨ªa hecho Paul Tsongas en nombre del sector econ¨®mico conservador del partido.
S¨®lo hubo una excepci¨®n, la del ex gobernador de California Jerry Brown, que se neg¨® hasta el final a dar su apoyo a Clinton y present¨® personalmente su candidatura con un discurso en el que hizo una severa cr¨ªtica de todo el sistema pol¨ªtico norteamericano.
El discurso de su vida
Despu¨¦s de haber convencido a su propio partido, el candidato dem¨®crata a la presidencia, Bill Clinton, tiene que aprovechar su intervenci¨®n, en la madrugada de hoy, en la clausura de la convenci¨®n de Nueva York, para convencer al pa¨ªs entero de sus claras intenciones de cambio.Ser¨¢ el discurso m¨¢s importante de su carrera pol¨ªtica, el que m¨¢s audiencia concentrar¨¢ de todos cuantos ha pronunciado en su vida y, probablemente, de todos cuantos pronuncie jam¨¢s.
Ese tipo de discursos tiene que hacer ¨¦poca. Los de los candidatos Walter Mondale en 1984 y Michael Dukakis en 1988 pasaron inadvertidos. Ambos perdieron las elecciones. En 1980, el senador Edward Kennedy le rob¨® el ¨¦xito de la alocuci¨®n a Jimmy Carter, y Carter perdi¨® tambi¨¦n.
Los m¨¢s recordados de los ¨²ltimos tiempos son el de John Kennedy en 1960, en el que describi¨® su pol¨ªtica de nueva frontera, y el de Franklin Delano Roosevelt en 1932, en el que incorpor¨® el famoso t¨¦rmino new deal.
Clinton no ha destacado hasta ahora particularmente por sus dotes de oratoria. Ya intervino en la convenci¨®n de 1988 con un discurso largo y aburrido del que s¨®lo se recuerda la frase que comenzaba as¨ª: "Por ¨²ltimo, quiero decir... "
El candidato presidencial ha anunciado que su alocuci¨®n de victoria no ser¨¢ larga, y que tratar¨¢ de ser espec¨ªfico y directo. El timbre de la voz ronca de Bill Clinton, que suele resultar mon¨®tono, no se presta bien a los discursos extensos.
Es obvio que un hombre nacido en un lugar como Hope, donde el principal acontecimiento del a?o es el festival de la sand¨ªa, no puede competir con la inspiraci¨®n barroca y mediterr¨¢nea de Mario Cuomo, hijo de unos emigrantes italianos crecido en las calles del barrio neoyorquino de Queens.
Las principales armas de Clinton para transmitir al electorado su mensaje de cambio son la simpat¨ªa, la naturalidad y la espontaneidad.
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