Dianas en honor a Manzanares
La diana son¨® durante las dos faenas de muleta de Jos¨¦ Mari Manzanares, por su arte puro. Tiene un gran significado: la diana es pieza musical cort¨ªsima que se ejecuta en M¨¦xico como homenaje a cualquier suceso extraordinario. Curro Rivera y Arturo Gilio no aprovecharon la bravura y nobleza de sus primeros toros. La corrida posey¨® trap¨ªo, excepto el sexto, que ten¨ªa tipo de bisonte. Bravos para el caballo y buen estilo para los de a pi¨¦, con excepci¨®n de ese sexto. As¨ª fue, en resumen, este festejo, organizado con car¨¢cter extraordinario con el t¨ªtulo de Corrida de las Am¨¦ricas.Al claro y alegre astado que abri¨® plaza y que termin¨® tardo, Curro Rivera lo lidi¨® abusando del pico y descargando la suerte. Y el cuarto, ante el trasteo tan retirado y precavido que le instrument¨® el mismo diestro, termin¨® ech¨¢ndose en la arena de puro aburrimiento, y tuvieron que apuntillarlo.
Garfias / Rivera, Manzanares, Gilio
Toros de Jos¨¦ Garfias, bien presentados, bravos en general; 4?, inv¨¢lido, fue apuntillado; 6? dif¨ªcil. Curro Rivera: pinchazo, tres metisacas y estocada ca¨ªda (divisi¨®n); no mat¨® el cuarto que hubo de ser apuntillado por inv¨¢lido (pitos). Jos¨¦ Mari Manzanares: pinchazo, estocada tendida ca¨ªda y rueda de peones (vuelta); dos pinchazos, rueda de peones, pinchazo hondo y tres descabellos (ovaci¨®n y salida al tercio). Arturo Gilio: estocada delantera ca¨ªda (palmas); pinchazo hondo, estocada corta delantera, estocada tendida y rueda de peones (silencio).Plaza Monumental M¨¦xico, 19 de julio. Corrida de las Am¨¦ricas. Tres cuartos de entrada.
Pinturas y esculturas
Al segundo de la tarde, un corn¨²peta con bravura y fuerza, Manzanares le dibuj¨® un quite por chicuelinas que remat¨® con media ver¨®nica de lujo. Con la franela cuaj¨® faena en un palmo de terreno, llena de esencia y cadencia, ejecutando un toreo de plasticidad y pureza. Cinco tandas de continuas l¨¢minas, de pinturas y esculturas taurinas, que hicieron que la banda de m¨²sica le tocara la diana. Jug¨® con la nobleza del quinto ejemplar, un animal d¨¦bil, y lidi¨® con tanto sentimiento y buen gusto que volvi¨® a sonar la diana en su honor.Arturo Gilio no entendi¨® la fijeza y extraordinaria suavidad del tercero. En cambio, con el sexto, mostr¨® voluntad, pero ese toro, ¨¢spero y de medio viaje, no era propicio al lucimiento.
Terminado el festejo, el p¨²blico abuche¨® a Curro Rivera, ovacion¨® a Jos¨¦ Mari Manzanares e ignor¨® a Gilio.
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