R¨¦plica a un cardenal
Acabamos de tener noticias de las declaraciones que Nicol¨¢s de Jes¨²s L¨®pez Rodr¨ªguez, cardenal-presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, ha hecho al movimiento neocatecumenal.Es tan absurdo lo que hemos le¨ªdo que nos parece inconcebible que lo haya podido decir un tan alto representante de la Iglesia.No vamos a caer en la ingenuidad de rebatir punto por punto lo que usted afirma. Son cosas tan disparatadas que se caen por s¨ª mismas.
Desde la objetividad misma de sus declaraciones, llegamos a preguntar: ?qu¨¦ tipo de personalidad es la suya que, sin ning¨²n t¨ªtulo ni raz¨®n, se atreve a hacer mofa de la Iglesia y a condenarla tan absolutamente? ?Qu¨¦ condicionamientos concretos le llevan a usted al extremo her¨¦tico de endiosar su opini¨®n como si fuera la de la Iglesia universal? Usted no figura, para nosotros, entre los expertos de teolog¨ªa y pastoral y, sin embargo, sienta c¨¢tedra condenando groseramente a una inmensa corriente teol¨®gica y pastoral, hoy viva en la Iglesia.
Usted ha dicho textualmente: "Este clero... que se vaya lo antes posible... Una vez que los casemos y con una mujer que los maltrate bien, se van a amansar".
Hay configuraciones de la persona que no se amansan ni con la compa?¨ªa de una mujer. Son las configuraciones er¨®ticas del poder. Un celibato con poder, y con poder sacralizado para dominar impunemente, no tiene nada que ver con el celibato de Jes¨²s. Y, detr¨¢s de un celibato reprimido, no hecho para el servicio y el amor, puede emerger un celibato erotizado hasta el infinito para el ansia de poder y que, en lugar de una mujer para ser amansado, necesita la muchedumbre inmensa de una Iglesia p¨¢rvula, infantilizada, despersonalizada, que a todo diga am¨¦n. As¨ª, quien se halla atenazado por el erotismo del poder, se autosatisface constituyendo a su ego en el centro de la realidad, disfrutando con la anulaci¨®n de los dem¨¢s.
Nosotros, a pesar de usted, seguimos sinti¨¦ndonos Iglesia. Y seguimos profesando la libertad, a pesar de modernos inquisidores que, si pudieran, siendo coherentes con lo que piensan, har¨ªan crepitar de nuevo las hogueras.
Quien reprime es porque anda reprimido. Quien mucho reprime es porque anda muy reprimido-
m¨¢s. .
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