Italia, a la deriva
LA CONMOCI?N causada por el asesinato del juez Borsellino sigue viva en Italia. El Gobierno de Amato ha dado la impresi¨®n de que esta vez se tomaban medidas extraordinarias que podr¨ªan paralizar a la banda criminal. Entre ¨¦stas, la m¨¢s llamativa ha sido enviar a Sicilia cerca de 10.000 soldados. Pero existen dudas de que puedan servir para algo.No se debe olvidar que si la Mafia es hoy una organizaci¨®n criminal internacional que obtiene grandes beneficios del tr¨¢fico de drogas, tiene al mismo tiempo unas ra¨ªces muy especiales en Sicilia, un arraigo en las capas agrarias y populares que la protegen de las medidas que adopta el Estado, y concretamente la polic¨ªa. En realidad, una lucha eficaz contra la Mafia exige penetrar en la red que la protege. Pero los que as¨ª la combatieron -con resultados que pon¨ªan en peligro a los grandes jefes- han ca¨ªdo asesinados, c¨®mo Della Chiesa y, m¨¢s recientemente, los jueces Falcone y Borsellino.
Uno de los datos mas graves del momento presente es la reacci¨®n de altos cargos de la judicatura que han decidido abandonar las investigaciones relacionadas con la Mafia, alegando que el Estado no es capaz de protegerlos. Una actitud semejante ha sido adoptada por varios arrepentidos: han anunciado que a partir de ahora no hablar¨¢n. M¨¢s dram¨¢tico es el caso de Rita Atria, una joven de 18 a?os que estaba bajo protecci¨®n policial despu¨¦s de haber ayudado a descubrir a c¨®mplices de la Mafia: convencida de que pod¨ªa ser asesinada en cualquier momento, opt¨® por el suicidio. Estos hechos ponen de relieve c¨®mo se erosionan instrumentos esenciales de una lucha real contra la Mafia. Ello no se compensa enviando soldados.
La Mafia ha dado ya una se?al de que estas medidas no. la impresionan. El asesinato en Catania de Giovanni Lizzio, jefe de polic¨ªa de la lucha contra el crimen organizado, desborda el ¨¢mbito local. Una de las fuentes de ingresos m¨¢s importante para la organizaci¨®n criminal es la red de chantajes econ¨®mico s a las empresas. Lizzio hab¨ªa trabajado intensamente para debilitar esa red y hab¨ªa obtenido resultados importantes. Su asesinato es, pues, un nuevo desaf¨ªo al Gobierno.
Es evidente que el Gobierno de Amato se encuentra en una dif¨ªcil situaci¨®n. No s¨®lo le faltan instrumentos t¨¦cnicos para dar una orientaci¨®n eficaz a la lucha contra la Mafia, partiendo de las experiencias m¨¢s valiosas del juez Falcone y de otros, sino que carece de un elemento decisivo en estos momentos: la confianza de los ciudadanos y de una gran parte de los funcionarios del propio aparato del Estado. No es s¨®lo un problema del Gobierno. En la propia clase pol¨ªtica italiana no se observa una reacci¨®n suficiente para superar las diferencias y movilizarse en defensa de un inter¨¦s nacional amenazado.
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