Las primeras vacaciones de Miyazawa
El primer ministro japon¨¦s quiere cambiar los h¨¢bitos de su pa¨ªs
Kiichi Miyazawa, primer ministro de Jap¨®n, se ha tomado muy en serio su plan de mejorar el estilo de vida de sus compatriotas, y para dar ejemplo anunci¨® que este a?o, por primera vez en su vida laboral, se tomar¨¢ 20 d¨ªas de vacaciones. Los diarios nipones han sido prol¨ªficos en difundir la buena nueva, con detalles de d¨ªas y sitios de descanso, ya que hasta ahora los empleados japoneses se niegan a tomar sus vacaciones completas debido a, que sus jefes, esa estirpe infatigable que reconstruy¨® el pa¨ªs despu¨¦s de la II Guerra Mundial, tienen en poca estima la palabra "descanso".Otra causa del ¨¦nfasis gubernamental en hacer llegar la noticia es la ignorancia de los beneficios del ocio en toda la poblaci¨®n. Hasta el a?o pasado las encuestas sobre condiciones laborales llegaban invariablemente a una misma conclusi¨®n: los trabajadores japoneses no quieren tiempo libre porque no saben qu¨¦ hacer con ¨¦l.
La presi¨®n internacional, sobre todo de Estados Unidos, para que Jap¨®n redujera sus horas de trabajo y equilibrara la balanza comercial llev¨® hace unos a?os al Gobierno nip¨®n a hacer una investigaci¨®n a nivel mundial sobre el uso del tiempo libre. Un equipo de estudiosos fue enviado a pa¨ªses. como M¨¦xico, Brasil y Espa?a para que desvelaran los secretos de las fiestas de mariachis, las escuelas de samba y los equipos de f¨²tbol de barrio en Suram¨¦rica, y la legendaria fiesta ib¨¦rica, esta ¨²ltima mitificada hasta el punto de ser una de las pocas contribuciones del castellano al idioma japon¨¦s contempor¨¢neo.
La consecuencia m¨¢s seria del exceso laboral ha dado, por su parte, una palabra japonesa al l¨¦xico de enfermedades del siglo XX: karoshi, o muerte por exceso de trabajo. Cada d¨ªa aumentan los juicios de viudas desamparadas que piden compensaci¨®n a las empresas que, en aras de la productividad y la eficacia, se llevaron prematuramente de este mundo a sus extenuados maridos. Alimentados en una dieta sana y por vivir en una sociedad relativamente tranquila con bajo ¨ªndice de inseguridad ciudadana, el diagn¨®stico de los m¨¦dicos concluy¨® que hab¨ªa que acu?ar la nueva palabra. El karoshi es hoy tab¨² para las empresas niponas, y muchas, como la compa?¨ªa de autom¨®viles Toyota, han sido acusadas de "forzar" a sus trabajadores a tomar vacaciones pagadas.
Dado el despliegue de titulares en la prensa por las vacaciones del l¨ªder japon¨¦s, es posible que Miyazawa pase a la historia como el "primer ministro de los 20 d¨ªas", envidiable, sin duda, para muchos japoneses, pero no necesariamente deseables, dado el alto coste de los transportes, el alojamiento en hoteles y la obligada inscripci¨®n en clubes deportivos.
Las grandes ciudades japonesas son concentraciones urbanas espartanas, con poca concesi¨®n a las zonas verdes y ninguna consideraci¨®n hacia el paisaje marino. En este panorama, el simple "dar un paseo" implica largos desplazamientos y un desembolso que convierte tres d¨ªas de vacaciones, m¨¢s o menos confortables, en un gasto del 40% del salario m¨ªnimo.
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