Un mes lejos de la guerra

Maja, una ni?a bosnia de 12 a?os, tiene un recuerdo preciso del conflicto b¨¦lico que azota su tierra: 1.500 granadas cayendo de noche sobre su barrio. En su mente infantil se grab¨® una obsesi¨®n sobre la muerte que a¨²n no la ha abandonado. Esta peque?a rubia de vivaces ojos azules forma parte del grupo de 105 muchachos de diferentes rep¨²blicas de la extinta Yugoslavia que pasar¨¢n un mes de vacaciones en Espa?a. Se trata de que estos peque?os vivan lejos de horror de la guerra. Entre ellos hay ni?os bosnios, croatas, serbios y eslovenos. La mayor¨ªa son de religi¨®n musulmana.La operaci¨®n ha sido organizada por la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y por el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, organizaci¨®n no gubernamental que preside la senadora socialista Francisca Sauquillo. Casi todos los ni?os llegaron a primera hora de la tarde de ayer al aeropuerto de Barajas. All¨ª fueron recibidos por el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, quien calific¨® el acto como una "operaci¨®n de afecto".

Veinticuatro horas antes, los 105 chavales hab¨ªan partido de Zadar (Croacia), Liubliana (Eslovenia), Subotica (Voivodina serbia) y Slavortski Brod (Croacia). Estos ¨²ltimos, procedentes de una de las ¨¢reas m¨¢s castigadas ahora por la guerra, llegaron a Barajas horas m¨¢s tarde en un vuelo nocturno. Todos ellos tuvieron que ir en autob¨²s hasta Viena, donde subieron a un avi¨®n con destino a Madrid. Los muchachos aparec¨ªan cansados -algunos incluso se quedaban dormidos en las butacas de la terminal del aeropuerto-, pero todos estaban ilusionados con las vacaciones que les aguardan. Ayer hicieron noche en los municipios de Fuenlabrada y Coslada, en albergues del Gobierno aut¨®nomo madrile?o. Hoy partir¨¢n hacia Teruel, Elche, L¨¦rida, Huesca y la localidad extreme?a de Alburquerque, donde participar¨¢n en campamentos de verano. Los 80 ni?os que van a Teruel se alojar¨¢n con familias que se han ofrecido para acogerlos.

Davor, un chaval de nueve a?os de Sarajevo, donde viv¨ªa antes de que comenzara el asedio, espera con ilusi¨®n "podermontar a caballo" durante sus vacaciones en Elche. En los ¨²ltimos meses ha tenido que refugiarse con un t¨ªo suyo en Belgrado. No quiere hablar de la guerra. La sola menci¨®n del conflicto le ensombrece la mirada. S¨®lo cuenta que antes de que las cosas cambiaran a ¨¦l le gustaba ir a tocar el acorde¨®n a una escuela de m¨²sica de su barrio. Ahora ni siquiera sabe si el edificio sigue en pie.

VIad¨ªmir, tambi¨¦n nacido en Sarajevo, a sus 14 a?os recuerda muy bien las matanzas frente al Ayuntamiento de la ciudad. "Aquello fue muy duro", responde como ¨²nico comentario, y cambia r¨¢pidamente de tema. Lo que ahora les espera a ¨¦l y a sus compa?eros es una breve tregua de 30 d¨ªas. El 1 de septiembre tendr¨¢n que enfrentarse de nuevo a la penuria cotidiana de un pa¨ªs en guerra. Pero durante este alto el fuego que vivir¨¢n en Espa?a se ilusionar¨¢n pensando que tal vez puedan llegar a presenciar alguna de las competiciones de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona. Quiz¨¢ su deseo no se haga realidad y tengan que contentarse con seguir las pruebas deportivas por televisi¨®n. Pero al menos no les interrumpir¨¢ el sonido de las bombas.