Fraudes como las pinturas de Zubialde son una constante en la historia de la arqueolog¨ªa
El hombre de Piltdown y la piedra de Kensington figuran entre los casos m¨¢s c¨¦lebres

Dos casos paradigm¨¢ticos de falsificaci¨®n -ambos a¨²n coleando- son los del hombre de Piltdown y los hallazgos de la localidad de Glozel (Francia). Entre 1908 y 1915 aparecieron en una cantera de Sussex (Reino Unido) fragmentos de un cr¨¢neo y una mand¨ªbula de un supuesto antecesor del hombre. El descubr¨ªmiento provoco un gran entusiasmo cient¨ªfico y popular en la creencia de que se hab¨ªa hallado un eslab¨®n perdido en el ¨¢rbol geneal¨®gico de la humanidad: se realizaron reconstrucciones del aspecto del hombre de Piltdown, se especul¨® con su forma de vida (un poco lo mismo que ocurri¨® con el hombre de Orce). Sin embargo, el test de fluorina y otros an¨¢lisis realizados a partir de 1953 revelaron que el cr¨¢neo era de Homo sapiens, mientras que la mand¨ªbula pertenec¨ªa a un orangut¨¢n.Alguien -hoy todav¨ªa se ignora qui¨¦n- hab¨ªa colocado los huesos juntos en el yacimiento y mezclados con otros restos f¨®siles de fauna, los hab¨ªa manchado para que parecieran antiguos y hab¨ªa limado los dientes de la mand¨ªbula de mono para darles un aspecto semihumano. La falsificaci¨®n era tan experta que s¨®lo pod¨ªa haber sido realizada por una persona del estamento cient¨ªfico. En un libro recientemente aparecido (Piltdown: A scientific forgery, Oxford University Press), el antrop¨®logo Frank Spencer investiga la posible conexi¨®n con el caso del gran anatomista sir Arthur Keith y del mism¨ªsimo Pirre Teilhard de Chardin (que descubri¨® por su cuenta un canino -falso- en la cantera de Piltdown).
El caso Glozel, cerca de Vichy (Francia), es realmente extra?o: desde 1924 se han encontrado en el sitio las cosas m¨¢s asombrosas, tablillas con inscripciones en alfabetos que parecen minoico y fenicio mezcladas con ¨²tiles prehist¨®ricos. Desde 1927, la comunidad cient¨ªfica est¨¢ convencida de que se trata de un fraude, pero algunas dataciones posteriores sugieren que para la falsificaci¨®n se emple¨® alg¨²n material verdaderamente antiguo. Otra historia curiosa es la de las terracotas chinas de Hui Hsien: aparecidas en los a?os cuarenta en esta ciudad, pronto el mercado se inund¨® de imitaciones; en 1972 se descubri¨® que los propios originales eran falsos.
El pu?o del Coloso
En una ocasi¨®n, al menos, la falsificaci¨®n ha sido cosa del azar: en julio de 1987 se descubri¨® en aguas del puerto de Rodas una piedra de una tonelada que semejaba un pu?o y que fue -precipitadamente- considerado un fragmento del m¨ªtico Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Finalmente, result¨® ser una simple roca ara?ada por una draga portuaria.
Si bien parece que la cosa no acabar¨¢ como lo de la cueva de Zubialde, otro gran escenario rupestre, la gruta de Cosquer -por su descubridor: el submarinista Henri Cosquer-, en Cassis, cerca de Marsella, se encuentra bajo sospecha. La dataci¨®n radiocarb¨®nica ha arrojado una antig¨¹edad de 20.000 a?os para este yacimiento hallado el pasado verano 37 al que s¨®lo se puede acceder buceando. Prehistoriadores como el catal¨¢n Josep Maria Fullola, pese a reconocer que la cueva, en la que figuran pintados caballos, bisontes y p¨¢jaros, provoca pocos recelos, han calificado de "precipitada" la decisi¨®n de Jack Lang de declararla monumento hist¨®rico.
Estados Unidos parece ser un pa¨ªs especialmente predispuesto a la credulidad: la roca tallada de Dighton (Massachusetts) ha sido tenida por portuguesa, hebrea y china. En Oklahoma han aparecido inscripciones fenicias. M¨¢s respeto merece el gol marcado al Museo J. Paul Getty, en California: recientemente ha quedado ya fuera de toda duda la falsedad de una sus piezas emblem¨¢ticas: la estatua griega arcaica de un joven (kouros). "?ramos muchos los que sospech¨¢bamos ya hace tiempo que era falsa", indica Llu¨ªs Monreal, ex director del Getty Conservation Institute; "ahora creo que quieren exponerla como un ejemplo de buena falsificaci¨®n".
Otra gran obra en un museo de EE UU ha arrojado sospechas sobre su autenticidad: el trono griego de Boston, cuyo a¨²n m¨¢s c¨¦lebre gemelo, el trono Ludovisi, ha sido tambi¨¦n acusado de ser falso.
Vikingos en Minnesota
Las piezas supuestamente vikingas constituyen todo un apartado en la lista de las falsificaciones. Dos de los mayores fraudes de la historia pertenecen a esta categor¨ªa: la piedra de Kensington y el asombroso mapa de Vinlandia. La piedra, de 76 por 40,6 por 40 cent¨ªmetros y con una inscripci¨®n en signos r¨²nicos, fue hallada en 1898 en una granja cerca de la aldea de Kensington (Minnesota) por un inmigrante sueco.El texto parec¨ªa atestiguar una expedici¨®n vikinga a Minnesota en 1362 que acab¨® en tragedia ("cuando volvimos al campamento encontramos a 10 hombres rojos de sangre y muertos", dice un fragmento). Desde el principio, eruditos ling¨¹istas de todo el mundo consideraron el caso una falsificaci¨®n clar¨ªsima, pero, pese a ello, la sociedad norteamericana, deseosa de contar entre sus ancestros con rubicundos vikingos, reaccion¨® con pasmosa credulidad. La piedra se lleg¨® a exhibir en 1948 en la Smithsonian Institution como "el objeto de mayor importancia arqueol¨®gica de Norteam¨¦rica", y la revista National Geographic la consider¨® aut¨¦ntica.
El caso del mapa de Vinlandia, "el descubrimiento cartogr¨¢fico m¨¢s emocIonante del. siglo", es apasionante y comparable al de los fraudulentos diarios de Hitler. El mapa fue dado a conocer p¨²blicamente en 1965, despu¨¦s de cinco a?os de estudios del Museo Brit¨¢nico y la Universidad de Yale; se trata de un plano medieval en pergamino en el que adem¨¢s de Islandia y Groenlandia figura Vinlandia, el lugar de Norteam¨¦rica en el que recalaron, seg¨²n las cr¨®nicas, los vikingos. La falsificaci¨®n, realizada en 1922, era perfecta: incluso se hab¨ªa insertado el mapa entre dos colecciones de pergaminos medievales aut¨¦nticos, la Hystoria tartarorum y el Speculum ffistoriale, con picaduras de insectos que coincid¨ªan. El asunto se descubri ¨® merced a un an¨¢lisis espectogr¨¢fico de la tinta: conten¨ªa un producto qu¨ªmico moderno. El falsificador era un profesor de historia yugoslavo, Luka Jelic, despechado porque nadie daba cr¨¦dito a sus teor¨ªas.
En un cap¨ªtulo francamente divertido de, su libro Los vikingos en Am¨¦rica (Destino), el estudioso Erik Wahlgren detalla otros nu merosos casos de falsificaciones vikingas en Norteam¨¦rica: los hallazgos de Beardmore (Ontario) -espadas aut¨¦nticas importadas en ¨¦poca moderna, copias que regalaba una marca de tabacos o el cuerno de beber con inscripciones r¨²nicas hallado en las orillas del lago Michigan (una pieza que cualquier turista puede comprar en tiendas de recuerdos de Escandinavia). Las falsas inscripciones r¨²nicas se encuentran por todo el mundo; la traducci¨®n de una muy divertidaen Suecia dec¨ªa: "Joe Doakes fue al Este en 1953. Descubri¨® Europa. ?Por los clavos de Cristo!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
